En América del Sur, más precisamente en la región chaqueña de Argentina y Paraguay, y también en la llanura de Beni, en Bolivia, habita uno de los más grandes cánidos salvajes: el aguará, también conocido como aguará guazú que en guaraní significa “zorro grande”. Este animal lleva el nombre científico de Chrysocyon brachyurus y pertenece a la familia Canidae. El aguará, a pesar de su importante tamaño y presencia, es inofensivo para el hombre y para el ganado. Sin embargo, las modificaciones en el hábitat han reducido dramáticamente la población de estos canes.
Descripción del aguará, sus características
Si comparamos al aguará con otros cánidos silvestres concluiremos que éste presenta una mayor envergadura que, a su vez, se ve amplificada por la presencia de un denso pelaje y una melena conformad por crines rodeando su cuello.
El aguará guazú alcanza una medida en cruz de 107 centímetros de altura y su longitud puede llegar hasta los 125 centímetros a lo que debemos sumarle una cola de unos 45 centímetros. Su peso llega a los 35 kilogramos. El aguará se parece a un zorro, pero debido a la presencia de sus largas patas adquiere una presencia bastante poco armónica y particular.
Estos animales cuentan con un pelo largo y frondoso, de color anaranjado casi rojizo. Este pelaje es más largo en la región del cuello por lo que da el aspecto de poseer una melena. En la zona ventral su color es más claro. El hocico, las extremidades y en toda la extensión de su espina dorsal, el aguará presenta manchas negras y algunas de color blanco en la garganta y en el interior de las orejas.
La cabeza del aguará es alargada, con su hocico que finaliza en punta y con relación al resto de su cuerpo es pequeña. Pero su melena de crines eréctiles le da cierta presencia feroz con la que logra alejar y amenazar a sus adversarios. Un rasgo que lo distingue de los zorros es que sus pupilas son redondas, a diferencia de aquellos que las presentan a manera de elipse vertical. Sus grandes orejas le permiten irradiar calor, reduciendo la temperatura corporal.
En sus patas delanteras, el aguará presenta uñas fuertes, pero, a pesar de ello, carece del hábito de excavar en la tierra. Sus extremidades largas le permiten tener una visibilidad superior en aquellas regiones donde los pastos se presentan altos.
Comportamiento y reproducción DEL AGUARÁ guazú
El aguará es un animal caminador, capaz de recorrer los senderos ida y vuelta, una y otra vez. Se comunica con otros ejemplares de su especia a través de un aullido ronco.
Es un animal de hábitos crepusculares y nocturnos. Es en estos horarios en los que despliega sus excelentes dotes de cazador. No obstante, se trata de un animal omnívoro y su dieta básica se compone de frutos y raíces tiernas. Cuando el aguará se decide a cazar, sus presas son por lo general, roedores pequeños como conejos y libres, y algunos reptiles.
El aguará guazú es un animal que no conforma mandas en ninguna de las etapas de su vida, es un animal solitario. Alcanza la madurez sexual al año de vida y luego forma una pareja estable con la que comparte territorio, pero el resto de las actividades de supervivencia las realiza en soledad. La pareja defiende, conjuntamente, el territorio que puede alcanzar los 25 km2. Esta defensa se realiza fundamentalmente de los ejemplares de la misma especie.
La hembra del aguará comienza su celo durante el otoño y sólo durante 5 días será receptiva al macho. Luego de producido el apareamiento, la gestación durará 2 meses, al cabo de los cuales nacerá una camada de 2 o 3 cachorros.
La pareja se mantendrá junta desde el apareamiento hasta que los cachorros alcanzan la madurez y se alejan para definir sus propios territorios.
Al nacer los cachorros pesan unos 400 gramos y carecen de pelaje y de visión como ocurre con la mayoría de los cánidos. A los pocos días comienza a aparecer el pelo que, en los 3 primeros meses, será de un color gris que ayuda a disimularlos entre los pastizales. Ambos padres protegerán y alimentarán a sus crías hasta el año de vida, período en el que se alejarán de ellos.
Situación de conservación del aguará
Ya hemos mencionado que este animal no representa ningún peligro, tanto para el ser humano como para el ganado. Sin embargo, hasta no hace muchos años, debido a creencias populares y mitos se asociaba a este animal con la leyenda del “hombre lobo” y era objeto de persecución y caza por parte de las poblaciones aledañas a su hábitat. La expansión de la frontera agrícola, los desmontes y situaciones de inundación han contribuido a disminuir las áreas donde el aguará se desarrolla.
Actualmente, en Argentina, las zonas donde habita el aguará guazú han sido puestas bajo protección para evitar la disminución de la población de estos animales.
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