Dentro del mundo de las serpientes hay una que destaca por su imponente presencia y tamaño, de hecho es la más grande del mundo. Se trata de la anaconda (Eunectes murinus), una boa que puede llegar a medir 12 metros de longitud y pesar hasta 300 kilos.
El cine de Hollywood la ha llevado a la pantalla mostrándola como un animal terrorífico, capaz de engullir a un ser humano, pero más allá de esa habilidad para cazar que se muestra en las películas, la anaconda posee multiples características que la destacan.
La anaconda no es venenosa sino constrictora. Ella captura a su presa con los colmillos, se enrosca a su cuerpo y con sus músculos la aprieta para quebrar sus huesos, ahogarla y luego tragarsela. Digerir a su víctima es un proceso que suele llevarle varias semanas, dependiendo de sus dimensiones.
Descripción de la Anaconda, sus caracteristicas
La anaconda es de color verde oliva con manchas oscuras repartidas por todo el cuerpo. Los flancos poseen ocelos amarillos rodeados por un anillo negro; la barriga es amarilla manchada de negro. Se distingue principalmente por tener unas estrías rojas y negras en cada lateral de la cara, justo detrás del ojo.
Cabe destacar que sólo las hembras pueden alcanzar un tamaño grande, pues los machos no superan los 4 metros.
La anaconda es una serpiente acuática, por lo que es conocida como “Boa de Agua”. A ella le gusta mantener su cuerpo sumergido y sólo asoman a la superficie los ojos y narinas. Es capaz de nadar a gran velocidad y puede permanecer bajo el agua hasta 10 minutos.
Cuando están en la tierra es mucho más lenta, por lo que come casi siempre en el agua o en las orillas de los ríos, siendo sus principales alimentos peces, pequeños mamíferos y aves.
Se han reportado casos de anacondas que se han tragado una vaca entera, pero su dieta generalmente incluye especies jóvenes de tapires, ciervos, pecaríes (puercos de monte) y caimanes.
Hábitat de la anaconda
Aunque su presencia se asocia al río Amazonas, este no es el único lugar dónde vive la anaconda. La boa también se halla en las cuencas de los ríos Orinoco, Putumayo, Napo, Paraguay y el Alto Paraná. Ella ocupa territorios de Guyana, Isla de Trinidad, Venezuela, Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia y el noroeste de Paraguay. Anteriormente también habitó ciertas zonas de Argentina, pero a través de los años su especie quedó extinta en ese país.
Su hábitat predilecto es el agua, pero también se adapta a la perfección a los árboles y a los espacios terrestres. En las regiones selváticas, las cuencas de los ríos y especialmente en los estanques de aguas tranquilas se encuentran su hogar.
Las anacondas que viven en los pantanos corren el riesgo de deshidratarse cuando éstos se secan. En ocasiones se entierran y estivan durante meses en el barro hasta que el pantano se llena con agua nueva. Sin embargo, se han visto especies muertas en esteros secos, lejos del agua.
A la boa de agua también le gusta refugiarse en madrigueras y huecos naturales donde son fáciles de encontrar en la extrema estación seca, a lo largo de ríos y caños. Durante la temporada de lluvias, se extienden a través de sabanas inundadas, y son difíciles de localizar.
Reproducción
La anaconda es vivípara y el tiempo de gestación es de 6 meses. Sus camadas son de 20 a 40 crías, pero pueden ser muchas más. Al nacer mide unos 60 centímetros y ya puede nadar y alimentarse solas. Cuando está pequeña es vulnerable y puede ser presa de animales más grandes.
Por su tamaño y agresividad, la anaconda se ubica en la punta de la pirámide alimenticia. Muchos consideran que no tiene rival que la venza, al menos durante su juventud. Cuando llega a la adultez, puede ser presa de los jaguares, aunque esto ocurre de manera fortuita. Es muy raro cuando pasa. Esta característica es lo que hace que la anaconda goce de gran longevidad. Su edad promedio es de 15 años y se han registrado casos excepcionales de especies que han llegado hasta los 50 años de vida.
Preservación de la Anaconda
No resulta fácil para los conservacionistas proteger o defender a las serpientes, sobre todo a una tan imponente que genera miedo como la anaconda, sin embargo hay estudios que indican que cada vez son menos las matanzas de este animal.
Anteriormente el hombre cazaba a la anaconda para usarla como remedio natural. Muchos piensan que la grasa es milagrosa para el reuma, por lo que era vendida a un precio altísimo. No obstante, esta práctica ha disminuido considerablemente.
Es importante convencer a las personas de proteger su herencia natural a través de campañas, carteles o conferencias en las escuelas locales, que muestren que las anacondas, junto con la restante fauna, son una parte inherente del área y como tal debe resguardarse.
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