El asno cuyo nombre científico es Equus africanus asinus, se encuentra generalmente en ambientes domésticos, aunque algunos permanecen en la selva. Desde hace 6000 años, cuando se produjo su domesticación, se utilizan principalmente para el traslado de cargas, aunque su uso ha variado con el paso del tiempo. En algunas naciones lo emplean como animal de compañía e incluso como atracción turística. Lamentablemente, se halla en peligro de extinción.
Conocido también como burro, pertenece a la familia de los équidos, específicamente al orden de los perisodáctilos, integrado además por los caballos, rinocerontes y tapires, animales ungulados caracterizados por tener pezuñas en lugar de dedos.
Los hay de diversos tamaños. Los domésticos oscilan entre los 0,9 y 1,4 metros, pero existen razas más grandes. La zamorano-leonesa y la andaluza-cordobesa alcanzan los 1,6 metros, el burro catalán puede medir hasta 1,65 metros y el mamut 1,73 metros.
El asno también tiene diferente longitud y coloración, de acuerdo a su clase. El color más común es el gris ceniza, pero también los hay blanco, castaño, negro y tonalidades pardas.
Características del asno y sus razas
La presencia de pelaje claro en el área cercana al morro, el vientre y en la periferia de los ojos, es característica del asno. También se conoce por sus grandes orejas y por presentar algunas franjas oscuras en la espalda o lomo, con forma similar a una cruz. Es ágil, fuerte, resistente, pacífico, amigable y tiene muy buena memoria. No soporta el frío ni la humedad.
Su crin (pelo que crece en el cuello de los mamíferos) es más corto que la de los caballos, por lo cual permanece parado, a diferencia de los otros a quienes les cae sobre la nuca.
Existe otra gran diferencia entre ambos animales, el asno puede mantenerse por cuatro décadas, mientras que el caballo vive de 25 a 30 años. A los 2 años llega a su madurez sexual. El apareamiento se puede dar en cualquier mes del año, sin embargo, lo más común es que se lleve a cabo durante la primavera.
La gestación puede durar entre 12 y 14 meses. Lo habitual es que tenga una sola cría, aunque en algunos casos puede tener dos. La hembra la alimenta de manera directa hasta los seis o nueve meses, cuando se produce el destete.
En España, existen cuatro razas reconocidas de asno. El catalán, originario de la provincia catalana de Gerona, que se encuentra en peligro de extinción. El andaluz-cordobés, autóctona de Andalucía, que data desde hace unos 3 mil años, y que también se halla en riesgo de desaparición.
Destaca el asno zamorano-leonés, generalmente emparentado con los mallorica y canatalana. Y por último, el de las encartaciones, el de menor tamaño, puesto que no supera los 120 centímetros.
Hábitat y alimentación del asno
Los asnos generalmente viven en los márgenes de los desiertos. Están acostumbrados a estar separados unos de otros, ya que tienen la particularidad de que pueden comunicarse entre ellos mediante rebuznos muy altos, que escuchan hasta a tres kilómetros de distancia, gracias a sus enormes orejas, que también les resultan beneficiosas para optimizar su calor corporal.
Los silvestres son muy escasos y se desarrollan en las zonas desérticas de Sudamérica y Europa.
Los burros se alimentan principalmente de plantas, puesto que son herbívoros. El 100% de su dieta es vegetal. Solamente como premio, y en muy bajas cantidades, pueden consumir manzana, zanahoria, hojas de menta o plátano.
Las fuentes de alimentos del asno deben ser ricas en fibras y bajas en azúcar, para garantizarles un buen estado de salud. No deben ingerir cebada, avena, maíz o trigo, ya que tienen altos niveles de glucosa y almidón, que afectan sustancialmente su organismo.
Al asno le gusta la pasta, la paja y el heno. Cuando la hembra está embarazada, se recomienda aumentar la ingesta de alfalfa. Suele comer poco, pero lo hace varias veces por día.
Su sistema digestivo le permite extraer de forma eficiente el agua del alimento. Por eso son menos propensos a padecer de cólicos, a diferencia de los caballos.
Curiosidades del asno
Los burros son más inteligentes que los caballos. Pueden negarse a seguir las órdenes que puedan considerar peligrosas. Además, pueden ser más fuertes.
El burro más enérgico es el jefe. Pueden utilizarlos como animales guardianes, ya que incluso son más feroces que los perros.
A los asnos no les gusta la lluvia, de hecho, se debe evitar ponerlos en contacto con ella, ya que se ha demostrado que puede enfermarlos de bronquitis o neumonía.
También se sabe que son muy curiosos, se acicalan entre ellos, y recuerdan los lugares con facilidad.
Lo más común es que los burros se defiendan cuando se sienten amenazados. Lo hacen dando coces muy fuertes con sus patas traseras, cosa que también pueden hacer los domésticos, cuando son molestados o importunados.
Los asnos también pueden dar mordiscos, y golpear con sus patas delanteras.
Su olfato y su vista son muy desarrollados, al igual que su instinto de conservación. Son tan precavidos que no efectuarán labores distintas a sus intereses.