En el mundo acuático habitan exóticas ballenas blancas, como la protagonista del libro Moby Dick. Pero el animal que mostramos hoy integra al género Delphinapterus, que traduce delfín sin aleta. Su denominación científica es Delphinapterus leucas, pero se le conoce popularmente como ballena beluga, aunque no pertenezca propiamente a esa especie. Se ha identificado de esa manera para evitar confusiones con el esturión beluga.
Características de la ballena beluga
La ballena beluga es un cetáceo odontoceto, provisto de dentadura. En conjunto con el narval (Monodon monoceros), conforma a la familia Monodontidae. Antiguamente los expertos creían que este espécimen vivía apenas 30 años. No obstante, estudios realizados en 2006 demostraron que puede subsistir entre seis y ocho décadas.
Un macho adulto puede medir 5.5 metros de largo, mientras que la hembra alcanza sólo cuatro metros de extensión. En el peso también se diferencian. Él alberga unos 1600 kilos, pero ella sólo suma 1200 kg.
Esta variedad crece hasta cumplir los 10 años. Posee una complexión robusta y una silueta en forma de pirámide inversa. Desarrolla “rollitos” de lípido en la región abdominal de unos 15 cm de grosor, que le brindan calor cuando las aguas oscilan entre 0 y 18°C y le ayudan a mantenerse en estados de ayunos forzosos. La mitad de su cuerpo está constituido de grasa, a excepción de la cabeza.
Los ejemplares adultos de la ballena beluga resultan inconfundibles, porque son albinos o blancos grisáceos. Cuando nacen las crías son grises o marrón claro, pero cambian de color para adaptarse a su hábitat y mimetizarse entre el hielo polar. Lo hacen a los cinco años, aproximadamente, cuando logran la madurez sexual.
Su cabeza, aletas y sentidos
La ballena beluga no posee aleta dorsal y cuenta con una prominencia frontal que la identifica. Allí está el melón, un órgano que se encuentra en la frente de la mayoría de los odontocetos, que presuntamente es empleado para la eolocalización. El de esta especie es voluminoso y deformable.
Su oído es bastante potente y gracias a ese «poder» de eolocalización puede movilizarse y hallar respiraderos aún estando bajas las placas de hielo. Un dato curioso es que puede nadar hacia atrás.
Además, la ballena beluga posee siete vértebras en su cervical que no están del todo fusionadas. Por ello puede mover la cabeza hacia los lados, mejorando su campo visual. Sobre su dentadura hay que decir que está compuesta por 36-40 piezas. Con sus dientes atrapa, desgarra y engulle a sus presas, pero no las mastica.
Se puede apreciar que sus aletas pectorales son diminutas si se comparan con su cuerpo. Están rizadas en los extremos, son ovaladas y parecen remos. Permiten direccionar su nado y sirven para regular el calor corporal. En vez de una aleta dorsal, muestra una cresta en esta área. Su visión es inferior a la del delfín, pero puede mirar tanto dentro como fuera del mar. También puede oler y oír cosas que otros espécimenes de su tipo no.
Hábitat de la ballena beluga
Viven en bahías de poca profundidad, en especial en época veraniega. Sin embargo, emigra con la llegada del invierno a las regiones de mayor frío del planeta, como Alaska, Groenlandia, Canadá y Rusia. Hallan fisuras en los glaciares que aprovechan para abrirse paso entre ellos.
La mayor población de ballenas belugas se ubica en las costas del océano Ártico, pero también se observan en el subártico. Cuando las aguas se congelan suelen irse al sur, en pequeños grupos, pero las que quedan atrapadas lamentablemente se mueren. El oso polar, las ballenas asesinas y los mismos indígenas las cazan.
Comportamiento
Suelen conformar grupos de 10 miembros, aunque pueden alcanzar el centenar de ejemplares en las desembocaduras. Se reúnen hembras y machos, siendo un macho alfa el que lleva el liderato. Las hembras también pueden tener clanes aparte, para estar solas con sus crías.
Las ballenas belugas destacan por ser altamente sociables. Emplean con frecuencia diversidad de sonidos altos, como pitos, silbidos, chillidos, chasquidos y chirridos para comunicarse. Inclusive, pueden imitar la voz del ser humano. También demuestran amplia curiosidad por el hombre, pues se acercan con regularidad a las embarcaciones para establecer algún tipo de contacto. Tienen una naturaleza juguetona, que aprovechan con objetos hallados en las aguas.
Alimentación de la ballena beluga
Los expertos catalogan a la ballena beluga como oportunista, pues adapta su nutrición tanto a la época del año como a la región en la que esté. Llega a sumergirse sin complicaciones hasta los 700 metros para cazar. Cada inmersión tiene una duración cercana a cinco minutos, aunque algunas pueden permanecer unos 18 minutos. Cazan en pequeños grupos de ocho miembros, puesto que acorralan a las presas para evitar que huyan. Luego se turnan para comer.
Su «platillo» principal son los peces. El preferido es el salmón, que complementa con camarones, calamares y cangrejos. Pulpos, almejas, gusanos y caracoles también entran en su dieta. Eligen presas compactas para no atorarse y fallecer por ahogamiento.
Reproducción
La ballena beluga macho alcanza su madurez sexual entre los cuatro y siete años. En cambio, la hembra lo hace entre los los cuatro y nueve años de vida. El macho seduce a la hembra a través de una variedad de sonidos. El apareo involucra enfrentamientos entre machos, y será el vencedor de la contienda quien podrá copular con la hembra.
Su lapso de gestación ronda entre los 12 y 14 meses. Suele dar a luz un máximo de tres crías por parto, y lo hace cada dos o tres años. Las crías nacen midiendo un metro y medio de longitud, y pensando 80 kg. Nada más nacer pueden nadar con sus mamás. Su alimentación inicial es netamente de leche materna, con pausas de una hora. Se nutren bajo el mar, absorbiendo agua, proteína y grasa contenida en la leche. Con la aparición de la dentadura, dejan de ser amamantados.
En el transcurso del 2008 este espécimen fue incluido por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) en la lista roja de especies casi amenazadas. Sin embargo, sus únicos depredadores naturales están representados por las orcas y los osos polares.
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