Tener un perro en casa es una gran responsabilidad, pues todo ser vivo requiere atención y cuidados. Algunas razas se adaptan mejor que otras mejor que otras al entorno de su amo y el Bullmastiff es una de ellas. Además de ser un can de defensa muy eficiente, también es un amoroso miembro de la familia.
Aunque existen múltiples referencias históricas sobre el origen del Bullmastiff, oficialmente se sabe que provienen de Reino Unido. Es una mezcla de Bulldogs y Mastines, que surgió en el siglo XIII debido al interés de algunos criadores de obtener un perro temible como el Mastín inglés, pero combativo y ágil.
En el pasado, fue utilizado como perro de pelea y para proteger granjas. Sin embargo, la raza fue reconocida por la American kennel Club (AKC) hasta el año 1933. Esta organización estadounidense es el club canino, que emite las reglas de crianza para este tipo de animales.
Aun en la actualidad hay cierta polémica sobre su descubrimiento, pues algunos expertos aseguran que nació es España y desciende del Alano de toros, los cuales se utilizaban durante las corridas en el siglo XIX. Algunas obras de artistas europeos reconocidos, como Manuel Castellanos, retratan al animal en estas circunstancias.
Características del Bullmastiff
El Bullmastiff es un can de tamaño prominente y masa corporal robusta, por lo que se puede deducir que es bastante fuerte. Su cuerpo luce recto y corto, con un pecho ancho y cuello grueso. Sus patas delanteras están en ángulo paralelo y lucen muy fornidas. Las traseras, tienen cierta angulación casi imperceptible, con dedos redondos y fuertes. Puede medir hasta 70 cm y su cola es larga.
Con respecto a su cabeza, esta muestra su lado de Bulldog pues es arrugada y ancha, mientras que su hocico es corto, cuadrado y de una tonalidad oscura. La nariz del animal muestra fosas nasales de grandes dimensiones y es negra. Su olfato es poderoso. Por lo general, tiene ojos avellanados y renegridos, lo que les da un aspecto de inteligencia y atención.
Las orejas del Bullmastiff parecen una V, altas y ligeramente dobladas. Dada su distribución, separada, en el cráneo hacen que este se vea cuadrado. Suelen son reducidas y de un matiz opaco con respecto al resto del cuerpo. Cuando el perro se alarma, las puntas de sus orejas estarán al mismo nivel de los ojos. Los machos pueden pesar hasta 60 kilos, mientras que las hembras unos 50.
Es posible que el Bullmastiff tenga una tonalidad rojiza, leonada o atigrada, pero siempre tendrá una especie de máscara negra. Algunos pueden mostrar una mancha blanca en medio del pecho.
Comportamiento del Bullmastiff
Dado que en el pasado fue empleado como perro de protección, aún conserva esa característica. Incluso, sabe medir su propia fuerza para lograr inmovilizar a un potencial agresor sin lastimarlo gravemente. Fueron sus guías lo que afianzaron este rasgo en el can, permitiéndole convivir en casas, junto a familias.
Sin duda, se trata de un perro seguro de sí mismo y muy potente, por lo que es poco probable que alardee sobre su físico buscando pelea con sus pares. Lo cierto es que no es necesario. El Bullmastiff es discreto, efectivo, poco ladrador y prefiere permanecer en sitios muy ordenados. Es paciente con los niños, pero no le gustan los extraños.
Para ofrecer lo mejor de sí mismo a sus amos, este musculoso y poderoso amigo de cuatro patas requiere permanecer cerca de la familia, conviviendo con ellos, en lugar de ser relegados al sitio externo común en el que viven los perros destinados a proteger una infraestructura. Puede ser agresivo si no se realiza un proceso de socialización correcto.
Salud y cuidados adecuados
El Bullmastiff no es un perro particularmente activo. Prefiere un paseo diario a ritmo lento, lo cual es conveniente para sus huesos y músculos en la etapa de crecimiento, pues es proclive a tener problemas en ese sentido. Esto confirma su adaptabilidad a la vida de apartamento o casa.
Tome en cuenta que este animal tiene tendencia a la obesidad, por lo que debe vigilar su alimentación. Para fortuna de sus cuidadores, su pelaje no desprende olor corporal significativo, por lo que su higiene es de fácil manejo. Sin embargo, se sugiere adquirir un guante de goma que sirva para cepillar su pelaje al menos tres veces por semana.
Algunas enfermedades pueden afectar la buena salud de un Bullmastiff. Estas pueden ser: displasia de cadera o codo, sarna demodéctica, torsión gástrica, cáncer, atrofia progresiva de retina y entropión y dermatitis atópica, para lo cual es mejor es no bañarlo con demasiada frecuencia, pues es una consecuencia de la alteración del PH de la piel. Una vez casa cuatro se seis semanas bastará.
No se recomienda que un criador novato adquiera un ejemplar de Bullmastiff. Se requiere de un líder con experiencia, que pueda lidiar con su carácter y mejorarlo con el tiempo. Asimismo, no necesita cortes de cabello, pero sí de las uñas, que crecen bastante rápido. Con respecto a otros perros, su esperanza de vida alcanza los ocho años.
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