De nombre científico Equus Ferus Caballus, el caballo es un mamífero perisodáctilo domesticado, perteneciente a la familia de los équidos. Se caracteriza por su cuello largo, su imponente porte, y sus largas crines que le otorgan un aspecto particular. Su tamaño está determinado por la raza y la alimentación. Tiene buen desempeño tanto en los trabajos de campo, como en el ámbito deportivo.
Su origen se remonta al año 3.600 AC, en la zona de Kazajistán, donde ya se criaba para fines agrícolas.
Los especialistas hablan de tres tipos de caballo, de acuerdo a sus dimensiones.
Los ligeros o de silla, que pueden medir entre 142 y 163 centímetros, y pesar entre 380 y 550 kilogramos, incluso más, dependiendo de sus cuidados.
También destacan los ponis, un tipo de caballo más pequeño y de porte más reducido, que apenas alcanza los 147 centímetros, en su edad adulta.
Los caballos pesados, o de tiro, son aquellos que se utilizan en actividades agrícolas gracias a su fantástica capacidad de tracción. Anteriormente se usaban en granjas para labrar la tierra o arrastrar herramientas. Esta raza requiere de mucha atención y una alimentación correcta, para poderlos mantener en excelentes condiciones.
Características y alimentación del Caballo
A las hembras de los caballos, si son crías se les llama potranca, y si son adultas se les denomina Yegua. Mientras, a las crías de los machos se les conoce como potrillos o potros.
Los caballos, en sus diferentes razas, muestran variados colores y capas distintivas. De hecho, a muchos se les clasifica más por sus tonos que por sus características físicas.
Estos animales son herbívoros. Su aparato digestivo está adaptado para consumir hierbas, montes y otros tipos de vegetales. Sus 36 dientes los soportan en este proceso, incluso no dejan de crecer porque se van adaptando al estilo de nutrición del equino. Los principales los usan para arrancar el pasto y luego masticarlo para digerirlo.
Su estómago es relativamente pequeño, pero esto lo compensan sus largos intestinos que favorecen el constante flujo de nutrientes.
Un caballo de 450 kilogramos puede llegar a consumir entre 7 y 11 kilogramos de comida diariamente, y beber hasta 45 litros de agua.
Debido a que solo tiene una cavidad en su estómago no son rumiantes. Su capacidad de digerir la celulosa de la hierba reside en que cuentan con un ciego bastante desarrollado por el que pasa la comida antes de llegar al intestino grueso.
El caballo no puede vomitar. En caso de presentar problemas digestivos, puede desarrollar fuertes cólicos que podrían provocar su muerte.
Comportamiento del caballo
Debido a que en estado natural los caballos son presas de diferentes depredadores, tienen un gran instinto de defensa y huida. A pesar de que en situaciones de peligro su primera reacción es escapar, también saben defenderse, especialmente si sus crías están amenazadas.
Son curiosos, veloces, ágiles, resistentes y andan siempre alertas. Los domesticados suelen ser dóciles y muestran signos de ser animales de manada, con jerarquías claras y establecidas. Con frecuencia, es la yegua quien se halla en el escalafón más alto.
De acuerdo a su temperamento, los caballos pueden ser de sangre fría, que se distinguen por su conducta apacible, de sangre tibia, que se diferencian por su rapidez y tranquilidad, y los de sangre caliente que son más alebrestados y nerviosos. Entre éstos destacan el árabe, el pura sangre inglés y el pura raza española.
La reproducción del caballo se da cuando alcanza su madurez sexual, aproximadamente a los cuatro años, y el proceso de gestación se extiende durante 11 meses.
Al finalizar la gravidez, la yegua da a luz a una sola cría. En la naturaleza, pueden vivir hasta 25 años, en cautividad pueden mantenerse hasta por cuatro décadas.
La edad aproximada de un caballo se logra calcular por la apariencia de sus dientes incisivos, los cuales se inclinan con el paso del tiempo. El caballo deja de ser potro cuando cumple los cuatro años y a partir de ese momento, se le puede domesticar y montar para domarlo. En esta etapa suele gozar de buena salud y fortaleza. Una persona puede cabalgarlo hasta que cumpla 20 años.
Aires y cuidados del Caballo
El aire es la forma en la que se desplazan los caballos. El paso, por ejemplo, es una marcha lenta de cuatro tiempos. El trote es un poco más rápido, simétrico y saltado, y el galope, es mucho más vertiginoso, aunque no es bueno para todos los caballos, ya que se agotan y se quedan sin aliento. Este último se adapta solamente a los que están preparados para carreras.
El caballo amerita un cuido especial en su pelaje. Es importante acicalarlo, peinarlo y acariciarlo. La soledad afecta su comportamiento. Tiene que ejercitarse a diario para evitar malos hábitos y problemas musculares.
Un caballo es una buena alternativa para quienes desean contar con un animal activo, potente pero a la vez fácil de domesticar, bien sea para correr, caminar o para competencias.
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