La calandria común, cuyo nombre científico es Melanocorypha calandra, es un ave passeriforme, perteneciente a la familia de los Aláudidos. Tiene tonos terrosos, y es característica de las llanuras y ambientes esteparios. Está distribuida en la cuenca del Mediterráneo, y en regiones del este de Europa y del centro de Asia. Su principal núcleo poblacional lo constituyen la Península Ibérica y Rusia.
Características de la Calandria
Este pequeño pájaro mide de 18 a 19 centímetros, y pesa unos 80 gramos. Su aspecto es robusto, su cabeza grande y su pico grueso. Destacan unas manchas negras a ambos lados del cuello.
Su vuelo incluye trayectorias ondulantes, así como amplias y vertiginosos ascensos que permiten rápidos batidos de alas que, por cierto, lucen negruzcas en la parte inferior, y blancas en el borde posterior.
Su canto es similar al de la alondra común, aunque es un poco más fuerte, con notas más ásperas y mucho más complejo. Se conforma de un flujo continuo de secuencias cortas, silbidos, trinos imitaciones variadas y gorjeos.
Hábitat de la Calandria
En España abunda la calandria, extendida ampliamente en el interior de la Península Ibérica, sobretodo en el valle del Ebro, Extremadura, el valle del Río Guadalquivir, y la franja costera mediterránea. No suele verse en la región cantábrica, los sistemas montañosos y la zona de Baleares.
Al invernar, una parte de la especie forma grandes bandos de comportamiento nómada. Es por ello que algunas podrían desplazarse al sur de la Península y al norte de África. Su paso otoñal se concentra en los meses de septiembre y octubre, mientras que el prenupcial se da entre febrero y marzo.
Se estima que existen 17 millones de parejas calandrias, de acuerdo al Atlas de las aves de España, publicado en 1997. Los núcleos más importantes están localizados en los cultivos cerealistas y pastizales de la Meseta norte, en el valle del Ebro, La Mancha y la campiña andaluza, donde puede alcanzar densidades notables.
Reproducción de la calandria
La reproducción de la especie ocurre entre primavera y verano. El macho y la hembra participan en la construcción del nido, que es cóncavo, profundo y un tanto desprolijo. La hembra deposita entre dos y cinco huevos celestes con manchas pardorrojizas. La incubación toma aproximadamente dos semanas, y es ella misma quien se encarga de ese trabajo.
Los pichones permanecen en el nido por aproximadamente dos semanas, después del proceso de eclosión. En este periodo son alimentados por sus padres, pero luego se ocultan en el follaje por un mes o más, para aprender de sus padres a capturar presas.
Alrededor del año, ocurre su madurez sexual.
Enemigos y alimentación
Uno de los depredadores de la calandria es el tordo renegrido, cuyo nombre científico es Molothrus bonariensis, quien parasita en el nido, expulsa los huevos y deposita los suyos, para que las calandrias los críen.
Se alimentan fundamentalmente de insectos, desde que son larvas hasta adultos. Estudios realizados a los contenidos estomacales de algunos ejemplares, mostraron que llegan a comer escarabajos, avispas, grillos e insectos semejantes. También ingieren lombrices, y productos de origen vegetal como frutos de plantas cultivadas y silvestres, especialmente moras e higos. Las que caigan al suelo son un majar para ellas.
Cuando son pichones, los alimentan con insectos, entre los que se incluyen escarabajos y grillos. Al llegar a la adultez despliegan sus alas para cazar a sus presas entre la hierba, y para enviar señales de alerta.
Al ingerir insectos, la calandria colabora en el control de sus poblaciones, lo que contribuye al equilibrio ecológico.
En el imaginario popular
Las calandrias son símbolo de libertad. Es bien conocido que no toleran el cautiverio, al ser enjauladas dejan de emitir sus trinos y mueren lentamente.
De hecho, existen en Argentina diversos dichos populares que se refieren a esta cualidad de la Calandria, entre ellos: «libre o muerto, como la calandria», » calandria y gaucho dejarlos libres» y » calandria y gallina jamás unidas».
Igualmente, existe una creencia acerca de sus conocimientos sobre el clima. Se dice que si saltan en distintas direcciones anuncian lluvias o cambios de tiempo, y que si sacuden sus alas están llamando al viento. En algunas zonas aseguran que su canto en épocas calientes refleja una convocatoria al frío.
Asimismo, se cree que si una calandria canta cerca de la cocina, estaría avisando que habrá visitas en el hogar. Si lo hace en el patio, estaría anunciando novedades. De acuerdo al saber popular, su canto es un buen augurio.
Son aves diurnas. Durante el día se mantienen muy activas cazando, cantando y formando su nido, pero durante la noche buscan árboles frondosos para dormir, sin dejar de estar alertas ante la aparición de sus enemigos.
Es su hermoso cantar y sus lindas alas, lo que le ha dado popularidad a esta bonita y ave.