Por la expresión de su rostro, con sus ojos tristes y su ceño fruncido, pareciera ser un perro rabioso y obstinado, pero no es así. El carlino es tierno, feliz y muy amistoso. Como animal de compañía es estupendo. Enamora con su vivacidad, carisma, devoción y poder de socialización. Se adapta a cualquier espacio, incluso a los apartamentos pequeños, pues mide de 35 a 45 centímetros, y pesa de 6 a 8 kilos. Su mayor problema es la tendencia a la obesidad, pero nada que un paseo o entrenamiento cotidiano no pueda evitar.
Con su mirada noble y su aspecto fortachón y corpulento, se gana cientos de piropos. Bien cuidado, desarrolla un pelo fino, suave, corto y tan brillante, que causa sensación en los más pequeños.
Quienes lo conocen o lo han criado, ven en el carlino la combinación perfecta de belleza canina, melancolía y seguridad. Sus latidos son tan fuertes y agudos, que son capaces de espantar a quien intente irrumpir en la vivienda.
Características del Carlino
El carlino tiene una musculatura compacta, que lo hace lucir cuadrado y gordinflón. El macho suele ser más fornido que la hembra, pero realmente no existe gran diferencia.
Su tórax es amplio, sus extremidades robustas, y su cabeza grande y redondeada. Muestra arrugas en la cara, que deben limpiarse con frecuencia para evitar el cumulo de agentes infecciosos.
Son característicos de esta raza los lunares en los pómulos y la mancha o diamante en la frente.
Generalmente su pelaje es beige, pero también puede ser plateado, leonado, albaricoque o totalmente pardo. Los de capa clara poseen una máscara negra que cubre el hocico y se extiende hacia sus grandes ojos saltones. Sus orejas también son oscuras, y poseen una franja que va de la nuca a la cola, atravesando todo el dorso.
El carlino integra a la familia de perros braquicéfalos, que se distinguen por su perfil chato. Su cola se forma en espiral, en algunos con doble eje, siendo éstos los más solicitados por los criadores especializados.
Su esperanza de vida es de 12 a 14 años.
Origen del carlino
Hay estudios que indican que el carlino proviene de Asia, y que su origen se remonta a 400 a.C. Fue la mascota predilecta de los monasterios budistas del Tibet. Los comerciantes holandeses lo trasladaron a Europa, donde se convirtió en compañero de importantes monarcas como la Reina Victoria de Inglaterra, en el siglo XIX. Tanta fue su aceptación y relevancia, que fue reconocido por el American Kennel Club (AKC), entre 1885 y 1887.
Conocido también como pug o “monito tití”, fue muy popular en Cantón, China, hace cerca de 3.000 años. Vivía literalmente como un rey, en los palacios y espacios sagrados, e incluso era el regalo ofrecido por la monarquía en eventos sociales y como agradecimiento a una determinada gestión. En algunas cortes imperiales se les designaba su propio sirviente.
A lo largo de la historia, ha sido Inglaterra la nación que más ha importado ejemplares del carlino, una de las castas más comercializadas a nivel mundial.
Alimentación DEL CARLINO
El carlino es amante de la comida, pero su propensión al sobrepeso es bastante alta, por lo que se debe controlar su alimentación. Una vez que engorda, es complicado hacerlo adelgazar, y se podrían presentar problemas respiratorios y de garganta, por la compresión de los pulmones a causa del cúmulo de grasa.
Se recomienda vigilar las porciones y brindarle sustento de calidad. Conviene seleccionar productos con mayor concentración de proteínas, que de soja o cereales.
Aunque el carlino intente convencernos con sus ojos tiernos y su cara de perro acongojado, no hay que ceder a sus “chantajes”. Tres o cuatro comidas diarias, reforzadas con verduras frescas en jornadas de entrenamiento, serán suficientes para mantenerlo en excelentes condiciones.
Un factor esencial, es la higiene de sus nutrientes. Lo mejor es conservar su comida en vasijas tapadas y fuera de su alcance, para que no se contamine, y para que él no intente abusar de las raciones. Con la comida es bastante goloso y caprichoso.
enfermedades
Además de la obesidad, el carlino es propenso a desarrollar otras afecciones. Las arrugas de su cabeza, pueden generarle irritaciones cutáneas, mientras que la presencia de pulgas, puede causarle fuertes cuadros de alergia.
Los gases son muy comunes en él. Una inadecuada alimentación puede ocasionar dificultades en el funcionamiento de su estómago e intestino, evidentes por sus constantes flatulencias.
Por la planicie de su hocico, tiende a roncar y a resoplar, incluso a padecer deficiencias respiratorias. Algunos síntomas son: respiración ruidosa, coloración azulada en lengua o encías, movimiento exagerado en el pecho, colapso, inquietud y salivación gruesa y pegajosa.
El mal clima también lo afecta. Si permanece en temperaturas muy bajas, puede contraer gripe con facilidad, y si se expone demasiado al calor, puede morir por deshidratación.
Aunque es poco habitual, puede sufrir inflamación cerebral o encefalitis, y deformación de los párpados.
Cuidados DEL CARLINO
Para que su pelaje luzca siempre brillante, se le debe peinar a diario, y frotar con un paño levemente húmedo para extraer cualquier impureza.
Se debe propiciar el contacto con otros perros, para que pueda drenar energía, pero sin descuidar su entrenamiento. Es tan juguetón, que si no se educa puede propiciar varios desastres.
Los chequeos médicos regulares son importantes, así como los baños, que pueden ser una o dos veces al mes. También hay que lavar las orejas, asear su nariz y cortar sus uñas cuando sea necesario.
Reproducción DEL CARLINO
Para reproducir al carlino hay que esperar que la hembra llegue al celo, después de los 24 meses. Se identificará porque su vulva se mostrará rojiza, mucosa y grande.
Lo ideal es buscar una pareja de su misma raza y unirlos de forma agradable, sin tropiezos, para que ella se deje «montar». Un can experimentado hará más placentera la experiencia para ella, e incluso la cortejará antes del apareamiento.
La preñez dura entre 50 y 65 días, pero pude variar según la edad y el ambiente en el que se desenvuelva el animal. Se sabrá que está embarazada porque le comenzará a crecer el abdomen, y porque dejará de ser una perra inquieta y traviesa, para convertirse en una tranquila y relajada.
En el parto pueden venir entre uno y tres cachorros. La mamá los amamantará, pero es responsabilidad del dueño cuidar que las crías no sean malogradas por otro animal o terminen siendo aplastadas por su progenitora.
Las vacunas son fundamentales para su sano crecimiento.
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