Diversas especies antecedieron a los seres humanos en la Tierra. Aunque muchas están extintas, investigaciones científicas han permitido conocer su entorno y evolución. Tal es el caso de algunos dinosaurios como el carnotaurus, un espécimen que vivió en Sudamérica.
El nombre de este ejemplar proviene del latín y significa «Toro carnívoro«. Se estima que habitó en la era del Cretácico, hace 65 millones de años, y perteneció a la familia de los terópodos, término que se traduce como “pata de animal”, haciendo referencia al aspecto de sus extremidades.
Los terópodos poseían tres dedos orientados hacia el frente, y un cuarto hacia atrás. Todos contaban con garras, y sus patas delanteras estaban menos desarrolladas. Eran más cortas y, en muchos casos, inservibles.
Descubrimiento del Carnotaurus
El primer fósil conocido de carnotaurus apareció en Chubut, Argentina en 1984. Una expedición Paleontológica que trabajaba en la Patagonia lo descubrió en una estancia llamada Pocho Sastre. Por fortuna, el esqueleto del animal estaba bien preservado y prácticamente completo, faltando sólo los huesos de la parte inferior de las patas traseras, y unos fragmentos de la cola.
Sin embargo, lo más resaltante de su hallazgo fue el buen estado en el que se encontraban las impresiones de piel, que posteriormente permitió establecer que el carnotaurus estaba cubierto por una capa gruesa de escamas. Adicionalmente, contaba con bultos cónicos, que formaban una hilera a lo largo de sus costados.
En 1985, José Bonaparte quien formaba parte de las excavaciones, realizó un recuento de las características del fósil y al estudiarlo, constató que se trataba de una nueva clase de dinosaurio nunca antes visto entre los carnívoros. Esto introdujo al carnotaurus en la ciencia paleontológica.
Características del carnotaurus
El carnotaurus es reconocido en su categoría como un reptil de tamaño mediano, ya que tenía apenas 9 metros de longitud y 3.5 metros de alto. Su peso podía alcanzar los 1500 kg. Una peculiaridad que lo diferencia de otros terópodos, son sus cuernos.
Los estudios indican que su cornadura no era muy grande y lucía plana, pero es el único ejemplar de su tipo hallado hasta la actualidad, que los poseía. Estos estaban ubicados justo sobre los ojos y a diferencia de los cuernos de los ceratopsios o triceratops, apenas servían para la defensa.
Se cree que los cuernos del carnotaurus estaban recubiertos de varias capas de piel y que ambos sexos los tenían. No obstante, en los machos eran mucho mayores.
Cráneo y cuello
Dado que el cuello del carnotaurus era corto y su cabeza grande, especialistas en la materia sospechan que su cráneo era débil, incluso que se rompía con facilidad si forcejeaba con un animal de igual tamaño o superior. Esto alentaría la hipótesis de que se alimentaba de presas más pequeñas, que lograba atrapar con sus largas patas traseras.
El hocico del carnotaurus era bastante corto, pero su boca era un arma letal. Gracias a que contaba con una articulación especial, podía abrirla tanto que podía tragar presas de dimensiones superiores a su cabeza. De igual forma, estaba provista de dientes afilados, de hasta 4 cm de longitud, que tenían un borde similar a pequeñas sierras curvas.
Es posible que la visión del carnotaurus fuera parcialmente binocular, lo que le permitía cazar con cierta ventaja.
Extremidades superiores e inferiores
El carnotaurus se contaba con los brazos más cortos, incluso mucho más que los del tyrannosaurus. Sus manos tenían tres dedos pequeños y un cuarto dedo parecido a un espolón.
En cuanto a los brazos del carnotaurus, su antebrazo corto y robusto formaba parte de su mano, ya que la articulación de la muñeca no le permitía hacer grandes movimientos. En general, eran bastante pequeñas y no cumplían función alguna.
Por el contrario, sus patas traseras eran muy largas y fuertes, de hecho, los científicos pueden asegurar que por el tipo de extremidad inferior que tenía, el carnotaurus podía correr muy bien y estaba entre los terópodos más rápidos.
Piel del Carnotaurus
El carnotaurus es uno de los pocos dinosaurios carnívoros sobre los que se tiene constancia de cómo lucía su piel. Esto se debe a que su dermis quedó, de alguna manera, «impresa» en los sedimentos que rodeaban al fósil hallado en Argentina, considerado excepcional debido a su nivel de preservación.
A lo largo de su espalda, desde la cabeza hasta la cola, su piel estaba reforzada por numerosas placas ósea, algunas de ellas hasta de 5 cm, que los mantenían protegidos de los ataques de otros dinosaurios.
En su cabeza, las escamas en conjunto con las placas óseas, creaban una especie de dibujo que enmarcaba sus ojos y hacía un recorrido hasta su hocico. Aunque no se tiene confirmación de ello, es posible que sirviera para intimidar a otros machos.
Aún existen discrepancias con respeto al tamaño de las presas que podía cazar. Esto se debe a que es un dinosaurio relativamente joven y no se ha profundizado en la investigación sobre sus hábitos. Sin embargo, los expertos tienen la certeza de que era carnívoro.
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