Surcando los cielos de Sudamérica, en los escarpados relieves de la Cordillera de los Andes, es posible divisar en su elegante vuelo, a una de las aves no marinas más grandes del mundo, es el cóndor andino. Ave carroñera cuya denominación científica es Vultur Gryphus. Este animal pertenece a la familia Catharidae y aunque su orden aún se encuentra en disputa, debido a las diversas teorías respecto a su línea de parentesco, se sabe que no posee subespecies. Su presencia se extiende por la mayor parte de los países que se encuentran recorridos por este gran macizo montañoso.
Características del cóndor andino
Por su tamaño, envergadura de sus alas desplegadas y por su peso, es considerada el ave voladora más grande del planeta. El cóndor andino puede llegar a medir 142 cm de altura, y casi 330 cm de envergadura, su peso es de, aproximadamente, 11 a 15 kg en los machos y de 8 a 11 kg en las hembras. Su cabeza está completamente desprovista de plumas, se cree que esto es una adaptación higiénica ya que ese es el lugar que presenta mayor dificultad para la limpieza, atendiendo a su carácter carroñero. La piel de la cabeza es de un leve color rojizo; cuenta con un pico terminado en forma de gancho y con bordes extremadamente cortantes.
El cóndor andino se asienta sobre unas patas anchas, provistas de uñas cortas y poco curvas. Las patas están adaptadas para caminar y manejar con habilidad la carroña, de la cual se alimenta. El plumaje de los ejemplares jóvenes es de color marrón, durante las sucesivas mudas de plumas, el cóndor andino llega a adquirir característico plumaje negro azulado que lo caracteriza. En su cuello posee un llamativo collar de plumas blancas que aparece protegiendo la piel.
En los machos se destaca una cresta y pliegues en la cara y cuello que van aumentando de tamaño a medida que el cóndor avanza en su edad. Las hembras, si bien carecen de la cresta que distingue a los machos, sí cuentan con los pliegues en su cara y cuello. Otro distintivo del dimorfismo sexual, es el menor tamaño de las hembras.
El cóndor andino resalta por su vuelo elegante y sus largos planeos. Al ser un animal pesado, esta especie se vale de las corrientes térmicas de aire que se producen en las zonas cordilleranas, esto le permite mantenerse por muchas horas en el aire y es el motivo por el cual, pueden verse ejemplares en las zonas de los océanos Pacífico y Atlántico, aprovechando las corrientes de aires del mar.
El cóndor andino, prácticamente no emite sonidos, esto se debe que tiene atrofiada, en forma casi total, la siringe.
¿Cómo se alimenta el cóndor andino?
La alimentación del cóndor andino está constituida, básicamente, por animales muertos, sólo en ciertas ocasiones puede llegar a cazar pequeñas presas. Su gran capacidad de vuelo, le permite desplazarse grandes distancias en procura de alimento en las épocas de escasez. Cuando el cóndor divisa el cadáver de un animal, no se lanza de manera inmediata sobre él, sino que los sobrevuela durante días. Este comportamiento posiblemente se daba a que espere una mayor descomposición de la presa. Una vez que se decide a descender, comienza su ingesta por las partes más blandas, como ojos, abdomen, entrepierna y vísceras. Los cóndores detectan sus alimentos a través del olor del gas que despide la descomposición de un cadáver – mercaptano de etilo.
Reproducción
El cóndor andino es un animal de características monógamas, conserva una misma pareja a lo largo de toda su vida. Se ha comprobado que, para cortejar a su pareja, el cóndor macho le obsequia a la hembra pequeñas ramitas que, luego, coloca bajo sus alas. Esta forma tan particular de cortejo ha sido detectada en animales en cautiverio y no ha podido ser corroborad en aquellos ejemplares de vida salvaje.
Antes de aparearse, el macho y la hembra de cóndor andino, transitan un período de “convivencia” de 2 meses en el nido. Una vez producido el apareamiento, la hembra va a poner un solo huevo, que será incubado por ambos integrantes de la pareja, en forma alternada, durante 2 meses. Es una de las aves de mayor período de incubación.
Cuando el polluelo nace, los padres se encargarán de alimentarlo mediante carne regurgitada. Recién a los 6 meses de vida, la cría comenzará a hacer sus primeros intentos de vuelo y luego, hasta el año y medio de vida, acompañará a sus padres en la obtención de alimento. Luego de ese período, el joven cóndor andino se integrará al resto de los ejemplares que conforman la colonia.
Hábitos del cóndor andino
El comportamiento social del cóndor andino se caracteriza por una estructura jerárquica asentada sobre el poder masculino. El macho ejerce su dominio sobre la hembra y los ejemplares más adultos sobre los más jóvenes. Esta estructura dominante, permite que el macho goce de los mejores lugares para anidar, quedando el resto reservado para hembras y animales jóvenes.
Mediante la secreción de ácido úrico en sus patas, el cóndor andino, puede nivelar su temperatura en caso de excesivo calor o al sentirse deshidratado.
Debido a la baja natalidad que esta especie posee, los depredadores naturales que atacan sus huevos y la caza, el cóndor andino es una especie “casi amenazada” y desde los distintos gobiernos de los países que habita, se han lanzado programas de protección, que han logrado evitar la dramática disminución de población.
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