Fascinantes para unos y repugnantes para otros, las culebras son animales que se pueden hallar en cualquier parte del mundo, a excepción de las zonas polares. Aunque mucho se ha dicho sobre sus hábitos y características, continúan siendo reptiles impredecibles, con comportamientos desconocidos por el hombre.
Características de la culebra
La culebra o Colubridae, es una especie vertebrada perteneciente al suborden de las serpientes u ofidios (Ophidia), conformada por unas 1800 variedades.
El tamaño varía según su tipo. Algunas miden de 20 a 30 centímetros, y otras alcanzan los 3 metros. A medida que crecen, mudan la piel.
Las hay venenosas, pero sin ser consideradas mortales, a excepción de la culebra arborícola del cabo, que posee dientes en la parte posterior de la cavidad bucal, con los que inyecta una sustancia altamente peligrosa.
Las culebras tienen el cuerpo cubierto de escamas. Las de la cabeza son grandes, las dorsales y laterales son de contorno romboidal, y las del vientre son ensanchadas, dispuestas en fila.
Su morfología es alargada y cilíndrica. Gracias a la articulación de su mandíbula inferior, conformada por músculos, pueden abrir ampliamente su boca y su quijada. Las dimensiones de su cráneo se adecuan a las de su presa.
Sus ojos son redondos, dotados de una visión muy desarrollada. La mayoría son terrestres, pero también las hay excavadoras, anfibias, acuáticas, arborícolas y planeadoras.
Sus hábitos son diurnos, y a pesar de sus destrezas, tienen un oído muy rudimentario.
Hábitat de la Culebra
Las culebras son animales de sangre fría que necesitan climas calientes para poder vivir. Por ello, se desenvuelven en regiones tropicales y subtropicales de África, América, Asia y gran parte de Oceanía. En América, por ejemplo, existen culebras en ambientes secos y semiáridos, y en selvas húmedas con lluvias frescas.
La coloración de su piel influye en el hábitat. Las marrones y anaranjadas abundan en zonas desérticas, donde pueden ocultarse en los suelos arenosos. Las verdes prefieren las áreas tropicales, para esconderse entre la tierra y los árboles.
Alimentación
La dieta de estos reptiles sin patas se adecúa a su especie y tamaño, y a la zona en la que subsisten. La mayoría son carnívoros y engullen a sus presas, tragándolas enteras, por lo que su metabolismo y digestión son lentos. Sus jugos gástricos y su veneno, le permiten deshacer los huesos y órganos de sus víctimas.
Las culebras pequeñas se alimentan con roedores e insectos, y las grandes con lagartos, cocodrilos, siervos, monos, cerdos, ganado, peces, sapos, ranas, pájaros y huevos.
Factores como el movimiento de la presa, su olor y temperatura corporal, condicionan el sustento de las culebras, y la periodicidad con la que se alimentan también dependerá de su edad, tamaño y condición medioambiental.
Reproducción de la culebra
El número de escamas ventrales y subcaudales, o el grosor de la cola, ayudan a distinguir el sexo de la culebra.
En los machos el órgano reproductor, conocido como hemipene, emerge y se hincha en los momentos de excitación. Del resto permanece en la base de la cola.
Su proceso de reproducción está sujeto a la temperatura, hábitat y disponibilidad de alimentos. Las que viven en zonas frías se aparean a finales de la primavera y en verano, el resto puede hacerlo en cualquier época del año.
Cuando la hembra está en celo, el macho tiende a ponerse más agresivo. Acostumbra a pelearse con los demás para llamar su atención, pues es ella quien decide si aparearse o no.
La copulación puede tardar minutos, horas o días. Para que ocurra, el macho debe estimular la región cloacal de su compañera, con su espolón. Cuando la cópula se da, se enrosca parcialmente alrededor de la hembra y le muerde el cuello.
Algunas hembras ponen sus huevos inmediatamente después del acto, pero otras los guardan en sus cuerpos y los expulsan cuando las crías están listas para salir del caparazón (de dos a cinco meses).
Cuando nace, las culebra debe valerse por sí mismas. Tiende a ser vulnerable al ataque de aves, zorros y lagartos, por lo que hay una tasa alta de mortalidad.
Al crecer desarrollan sistemas de defensa para sobrevivir en la naturaleza. En ocasiones huyen aprovechando sus rápidos y escurridizos movimientos, y otras veces pelean utilizando su fuerza muscular, su dentadura y su veneno.
Ciertas especies emiten un sonido fuerte, expulsando aire por la boca, para ahuyentar el peligro.
¿En qué se diferencian de las serpientes y las víboras?
Las culebras y víboras son serpientes, pero no todas las serpientes son culebras o víboras.
Las serpientes son un subgénero del reino animal, mientras que las culebras y víboras forman parte de una de las familias que integran este amplio grupo.
Las culebra pertenecen a la familia de los Colúbridos, que son inofensivas y de mediano tamaño. Algunas son moderadamente venenosas, porque tienen la capacidad de producir una saliva con propiedades tóxicas.
Las víboras, en cambio, son miembro de la familia de los Vipéridos. Son sumamente venenosas, reconocibles por sus dos colmillos provistos de canales que actúan como aguja e que inyectan una sustancia mortal.
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