El dogo argentino es una raza de perros nativa de Argentina. Junto al alano español, es descendiente de la llamada Generación Bullenbeisser, un grupo de razas caninas que surgieron a partir del cruce de distintos genes del extinto Bullenbeisser. El dogo aún se reproduce en el país, así como el pila argentino, que tiene una genética similar. Durante muchos años se desarrollaron también el polo argentino y el perro de pelea cordobés, ya desaparecidos.
Origen del Dogo argentino
El médico Antonio Nores Martínez, fue quien creó al dogo argentino, en 1920, buscando un animal que pudiese adecuarse a la caza de jabalíes, pecaríes, pumas y zorros. Con la ayuda de su hermano Agustín, su padre Antonio y sus tíos, reunió las mejores cualidades del perro de pelea cordobés, especialmente su fuerza física.
También quería que el perro pudiese cazar en jaurías, y que fuese capaz de parar a la presa en pleno combate, sin necesidad de ayuda, por lo menos hasta que llegara el resto de la jauría o su amo.
Para su creación, se usó como base el perro de pelea cordobés, una mezcla de bull-and-terrier y bulldog (dos razas que habían sido introducidas a Argentina por los ingleses), junto con el alano español, el mastín español y el mastín del pirineo.
Una de las principales características del dogo argentino es su fuerza. Es realmente difícil que otra raza pueda vencerlos en una pelea. Además, puede levantar, seguir y capturar a su presa, lo que incrementa su potencial como cazador.
Reconocimiento de la raza
Aunque el estándar fue publicado en 1947, el reconocimiento oficial del dogo argentino fue entregado en 1928. En las últimas décadas ha sido introducido en Estados Unidos y algunos países europeos. De hecho, en la actualidad es uno de los perros reglamentarios de la policía libanesa.
Características del dogo argentino
El dogo argentino es definido por su creador, Antonio Nores, como “el mejor perro entre todos los perros de presa y el de más presa entre todos los perros del mundo”.
Es un animal robusto, de estructura maciza. Su cuerpo es blanco, lo que facilita su avistamiento en el campo y en el monte.
Su cabeza es grande, con cráneo sólido. Su hocico es ligeramente cóncavo y sus labios finos le permiten mantener la respiración mientras atrapa, muerde y sujeta a la presa.
Tiene ojos pardos y separados. Las orejas son erguidas o semierguidas, y triangulares.
Su cuello es musculoso, arqueado, y el pecho profundo y ancho. Sus extremidades son rectas y sus muslos fornidos.
La cola es larga y muy gruesa. Los machos miden entre 65 y 72 centímetros y pesan entre 45 y 55 kilogramos. Las hembras alcanzan los 63 centímetros de altura y los 43 kilos de peso.
El dogo argentino alcanza gran rapidez en apenas segundos y con pocos pasos. Mantiene el ritmo ágil y constante durante mucho tiempo. Los que son entrenados para unirse a los cuerpos policiales, son mucho más vertiginosos y corpulentos.
Cuidados del dogo argentino
El dogo argentino es un tipo de perro que no necesita muchos cuidados ya que fácilmente se adapta a diversos ambientes y climas. Los criadores recomiendan llevarlo a ejercitarse constantemente a espacios abiertos.
Si desea poseer uno como mascota en el hogar, es necesario dedicar mucho tiempo y paciencia a su educación, incuso desde que nacen, para poder suavizar sus instintos de cacería e independencia.
Su alimentación debe ser a base de proteínas y aunque sea un can acostumbrado a sobrevivir en condiciones precarias y de alto riesgo, se le debe proveer de vitaminas, asegurar su revisión veterinaria periódica y prevenir sus enfermedades. La verdad, es que suele ser un perro muy sano.
Es agradecido y fiel. Además, está demostrado que se lleva bien con los niños. Es un magnífico guardián, por lo que suele llevarse a los campos y empresas para que funjan como “vigilantes”.
El dogo argentino tiene un temperamento fuerte y decidido. Como la mayoría de los perros, trabaja duro para complacer a sus amos, y es muy inteligente. Si se le educa, es capaz de acatar órdenes sin dificultad. Estas características lo convierten en un animal apto para los adiestramientos de obediencia.
Un vigilante nato
A pesar de tener múltiples ventajas que facilitan su adiestramiento, es necesario tomar en cuenta ciertos aspectos antes de emprender esta tarea. Lo primero es no dejarse engañar por su mirada fría e intimidatoria. Es natural e intencional para favorecer sus habilidades en la cacería.
Esta mirada esconde a un animal muy sensible que se amedrenta ante el trato cruel por parte de su amo. En situaciones de maltrato reacciona bravucón y agresivo, pero puede controlarse.
Cuando está en posiciones de resguardo no descansa en su labor para alertar las dificultades. Hace lo que sea por mantener, de manera tenaz, la seguridad de su guía en cualquier circunstancia. Por ello, es escogido para formar parte de cientos de organismos de inteligencia e investigación de delitos a nivel mundial.
Aunque puede tener un duro carácter y una fama de “perro asesino”, es muy dócil y juguetón cuando se le cría rodeado de niños y con mucho cariño.
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