Cuántas veces hemos asistido a imágenes de personas, en lugares cercanos a las pirámides y otros antiguos monumentos egipcios, trasladarse montados en un animal y al instante hemos señalado “van en camello”, sin embargo, en la mayoría de los casos esto es falso ya que el animal utilizado para transporte es el dromedario. Este animal, cuyo nombre es camelus dromedarius, es originario de la península arábiga, pero a lo largo de la historia fue distribuido por el hombre en vastas regiones del mundo. Domesticado por las distintas civilizaciones, es utilizado no sólo como medio de transporte, sino que, también, cumple tareas en distintas actividades rurales.
El dromedario y el camello
Es habitual la confusión entre el dromedario y el tradicional camello. Sin embargo, existen diferencias muy apreciables en uno y otro animal.
Como ya lo hemos mencionado, el dromedario es originario de la península arábiga, esto la convierte en un animal con una fuerte adaptación para soportar temperaturas superiores a los 50°C. El camello, por otra parte, es originario de Asia Central y a diferencia de su pariente de la península arábiga, éste está preparado para las bajas temperaturas de lugares como el desierto de Gobi.
La diferencia más ostensible entre ambos animales tiene que ver con sus jorobas. El dromedario posee una sola joroba, en tanto que el camello cuenta con dos jorobas, esto hace que el primero de ellos sea de mayor utilidad para el transporte de personas, aunque el camello, en ocasiones, suele ser utilizado para la monta. Las jorobas, en estos animales, actúan como un enorme depósito de tejidos grasos. Éstas permiten a estos animales contar con una reserva de energía en los desiertos yermos. Las dos jorobas del camello le permiten soportar los largos y cruentos inviernos del Asia Central.
El pelaje es, también, un diferenciador de ambos animales. El dromedario cuenta con un pelaje extremadamente corto durante todo el año, que permite que el calor se disipe rápidamente, haciéndolo un animal apto para esos climas de calores extremos. El camello cuenta con un pelaje mucho más largo que lo protege del frio. En invierno este pelaje se vuelve mucho más tupido y abundante.
El dromedario posee una envergadura mucho mayor al camello, debido a sus extremidades más largas, mientras que el camello es de contextura más robusta.
El resistente dromedario
Domesticado desde hace más de 3500 años, el dromedario es un animal muy apreciado por su enorme resistencia en condiciones climáticas extremas. En su enorme joroba puede llegar a almacenar 35 kg de grasa. Ante la falta de agua y alimentos, el dromedario convierte este depósito que posee en su propio almacén y llega a recorrer casi 200 km sin necesidad de beber agua. El dromedario casi no suda y de allí que el agua que consume se mantiene en su cuerpo por mucho tiempo. Cuando el dromedario debe reponer sus reservas de agua, puede llegar a beber 150 litros en tan sólo 15 minutos.
Los dromedarios pueden transportar pesadas cargas por más de 40 km, esto ha sido de enorme utilidad para las distintas civilizaciones que se han valido del dromedario para las actividades laborales. En la antigüedad – y también en algunas tribus nómadas de la actualidad – la riqueza de una persona se medía conforme a la cantidad de dromedarios que poseía. En las largas travesías y expuestos a los azotes de las tormentas de arena, los dromedarios tienen la capacidad de cerrar sus fosas nasales para evitar el ingreso de arena, mientras que sus largas pestañas, protegen sus ojos durante estas tormentas.
Más sobre el dromedario
En estado salvaje, el dromedario se agrupa, para vivir, en rebaños, también llamados caravanas. Son animales de una longevidad cercana a los 20 años. Los dromedarios alcanzan su madurez sexual a los 4 años de vida. La hembra del dromedario sólo puede parir una cría por vez y el período de gestación es 15 meses. Llegan a pesar 700 kg y su alimentación es la de un animal herbívoro, favorecido por sus prominentes labios, provistos de una gran dureza, se alimenta básicamente de plantas espinosas, que son las más frecuentes en zonas desérticas.
Desde la península arábiga, el dromedario se ha extendido al norte de África y la zona del Medio Oriente. Los procesos expansionistas del Imperio Romano fueron determinantes en la extensión del uso doméstico del dromedario, sobre todo cuando descubrieron que en ese tipo de climas cumplían mejores servicios que los caballos, a los cuales estaban acostumbrados los ejércitos del imperio.
En la actualidad, la existencia de numerosas tribus nómades, hacen que el dromedario siga siendo un animal muy preciado, tanto para el transporte de personas como de pesadas cargas. También en el turismo cumplen un papel destacado, ningún turista que visite el antiguo Egipto se ha podido resistir a cumplir el sueño de dar un paseo en estos animales milenarios, que han acompañado al hombre en tierras hostiles, prestándoles un invalorable servicio.
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