Dentro de los mamíferos placentarios, uno de los más característicos es el topo. Perteneciente a la familia de los Talpidae, constituye una especie que no debe ser confundido con los roedores. Se trata de un animal insectívoro, que se alimenta, básicamente, de lombrices. Los topos son animales que desarrollan la mayor parte de su vida en ambientes subterráneos y por ello han ido adaptando ciertas cualidades físicas a estos ambientes. Son animales que habitan principalmente en el norte de América, Europa y Asia.
Anatomía del topo, sus características
El tamaño de estos animales puede variar, conforme la especie que se trate. Desde los más pequeños como el topo musaraña, que apenas mide 2,4 centímetros y pesa sólo 12 gramos, hasta el conocido como desmán almizclado, que alcanza los 20 centímetros de largo con un peso de 500 gramos.
Para describir la forma del cuerpo del topo, se suele usar la expresión fusiforme, que significa que su estructura corporal es alargada y levemente ovalada, similar al huso de hilanderos y de allí el nombre. Esta forma de su cuerpo está totalmente adaptada a sus actividades subterráneas, ya que el topo vive en madrigueras que cava en la tierra y extensos túneles y cámaras que recorre. Por lo tanto, la forma de su cuerpo le permite desplazarse con mayor velocidad y comodidad.
El cuerpo del topo está cubierto de un denso y suave pelo de color gris amarronado o negro. Su cabeza es pequeña y con el resto del cuerpo conforma una unidad aerodinámica que le permite trasladarse en los túneles que él mismo cava. El topo carece de pabellón auditivo y sus ojos son pequeños y en algunos casos están recubiertos por una membrana. Debido a su comportamiento subterráneo, el topo ha adaptado sus sentidos y como en el caso de la vista y el oído, estos han desaparecido.
El sentido más desarrollado del topo es el del tacto. Cuenta con 4 patas cortas provistas de poderosas uñas, en forma de garras que le permite excavar. Las patas traseras tienen sus codos dislocados y rotados, esto le permite, al topo, tener las extremidades traseras hacia atrás, lo que facilita que se pueda desplazar tanto hacia adelante como hacia atrás sin ningún inconveniente.
Alimentación del topo
El topo es un animal que basa su dieta, fundamentalmente, en lombrices, pero puede reemplazar una parte de estas por otros insectos, raíces y hasta roedores pequeños. Esta clase de animales cuentan con un alto metabolismo que los obliga a consumir grandes cantidades de alimento. Un topo debe comer diariamente una cantidad de alimento equivalente al 50% de su masa corporal. Algunos estudios realizados han permitido concluir que no puede permanecer más de 12 horas sin comer ya que de lo contrario moriría.
Reproducción del topo
Los topos se aparean en un período de celo que se produce durante los últimos meses del verano. Estos tiempos pueden ser variables, de acuerdo a la altitud en que se encuentren. A mayor altitud el celo y el apareamiento pueden retrasarse.
Una vez que el macho y la hembra se han apareado, el período de gestación dura aproximadamente, entre 4 y 6 semanas, luego de las cuales, la hembra puede llegar a dar a luz 3 a 5 crías. Éstas, nacen con un tamaño no mayor a los 3,5 centímetros y carecen totalmente de pelo, los que empiezan a crecer a partir de las 2 semanas de nacimiento.
El período de lactancia de los topos se extiende por lo menos durante 35 días, a partir de ese momento, las crías comienzan a alimentarse por su cuenta y se alejan de sus madres.
Entre los 6 y los 12 meses, los topos alcanzan la madurez sexual.
Problemas ocasionados por los topos
Detectar la presencia de estos animales no es tarea sencilla, sus hábitos subterráneos hace que sólo se sepa de su presencia a través de los montículos de tierra que va dejando en el exterior, a medida que cava sus madrigueras y túneles. Los adultos ocasionalmente salen a la superficie en busca de hojas y hierbas para la construcción de sus nidos, donde nacerán las crías.
Las principales víctimas del accionar de los topos y su intrincando sistema de túneles, son los cultivos, los huertos, las acequias y, en las urbes, las tuberías subterráneas. En lagunas regiones la presencia de topos es considerada una plaga y como tal se los combate.
Con el tiempo se ha comenzado a abandonar el uso de “topicidas” por lo cruento del método y se los reemplaza con unos aparatos de ultrasonido que van clavados en los campos. La emisión de sonidos, espanta a los animales y, según afirman sus fabricantes, son inocuos para perros y gatos.
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