Las garrapatas son familiares cercanos de los ácaros. Se les conoce por su capacidad para “beberse” la sangre de su anfitrión y por la variedad de enfermedades que transmiten, entre ellas las tifus, que son un conjunto de patologías infecciosas que ocasionan dolor de cabeza, erupciones, delirio cerebral y cuadros febriles muy severos.
Alcanzan un tamaño máximo de 8 milímetros, convirtiéndose en los ácaros más grandes. Sólo la hembra puede superar esa proporción, pues cuando está llena de sangre alcanza a medir 1 centímetro.
Cercanas también a ciertos arácnidos como el escorpión, las garrapatas pertenecen a la clase acarina. Poseen 8 patas, cabeza, tórax y vientre. Carecen de antenas, pero tienen extremidades denominadas palpos y una boca llamada hipostoma. Este órgano permite la paralización que precede a la succión sanguínea.
Características de las garrapatas
Su color difiere entre especies, y existen al menos 800 variedades de garrapatas. Se les clasifica en dos subdivisiones que se caracterizan por su apariencia y hábitos.
- La garrapata dura: cuenta con un escudo en el dorso, mientras que los palpos y el hipostoma están en las extremidades.
- La garrapata blanda: carece del escudo a nivel del dorso. Tanto sus palpos como el hipostoma están en la zona abdominal.
Su rutina alimenticia también establece claras distinciones entre unas y otras. La garrapata dura se queda en su anfitrión “bebiendo” sangre hasta que muda, pasando al siguiente ciclo de crecimiento. Se separa cuando alcanza la fertilidad. En contraparte, la garrapata blanda succiona sangre hasta quedar satisfecha. Por ende, a esta clase de garrapata se le asocia más a la transmisión de multitud de enfermedades.
Hábitat de las garrapatas
Las garrapatas están presentes en todo el planeta. No obstante, se les encuentra en mayor medida en las zonas tropicales. Esto como consecuencia directa de las temperaturas y de la humedad, que resultan beneficiosas para su desarrollo y su supervivencia. También les agradan las zonas de abundante vegetación o áreas boscosas. Los ambientes de temperaturas bajas dificultan su pleno crecimiento.
Por lo general, las garrapatas «chupan» la sangre de reptiles, aves y mamíferos, sin que la sangre fría o caliente signifique una diferencia importante.
Su comportamiento
Las garrapatas tienen una longevidad que no se limita a su ciclo de vida, sino a la duración de los agentes patógenos que albergan. Pueden «administrar» sus alimentos en el sistema digestivo. Esto constituye una condición impresionante, porque pueden digerir una porción de la sangre succionada. Entretanto, reservan el resto para ingerirla de manera paulatina. De tal manera, una garrapata ninfa o adulta puede estar 1 año y 7 meses sin necesidad de alimentarse. En cambio, siendo larva le es factible estar 8 meses sin ingerir una gota de sangre.
Entre mayor sea la temperatura en el ambiente, más activa se encontrará la garrapata. Por ello, se puede dificultar verla durante las fechas invernales.
Alimentación de las garrapatas
A diferencia de los mosquitos, machos y hembras se nutren por igual con la sangre. Gracias al mencionado hipostoma, pueden «taladrar» la dermis del anfitrión escogido, fijarse a ella y alimentarse.
Justamente, por su capacidad de adhesión, se precisa de un procedimiento específico para separarla de su presa. Las consecuencias de quitarla de manera indebida, es que el hipostoma quede en la dermis del afectado y produzca muchas más enfermedades.
Reproducción de las garrapatas
En el ciclo de vida de las garrapatas existen 4 etapas: huevos, larva (desarrollan 6 patas), ninfas (similares a las adultas, con 8 patas, pero sin madurez sexual), y adultas. Son transmisoras de agentes patógenos en cualquiera de sus períodos.
Cuando eclosiona el huevo, nace la larva cuyo instinto la lleva a buscar un anfitrión. Puede alojarse en perros, gatos, roedores e inclusive en seres humanos para saciar su hambre. La garrapata blanda hará una pausa en la succión en cada oportunidad de su crecimiento. Así es normal que se separe y mude de piel hasta ser una ninfa, y que luego repita el proceso para transformarse en adulta.
Riesgos asociados a las garrapatas
La peligrosidad de la garrapata se debe a que una hembra puede poner alrededor de 4 mil huevos. Entre sus zonas preferidas para dejarlos están la flora y los patios. De tal forma que un jardín se transforma en una zona de cultivo para ella.
Dependiendo de la especie, se alejan del animal o persona que le sirvió de anfitrión, como una medida temporal antes de buscar al próximo huésped.
Si las circunstancias resultan positivas, una garrapata alcanza su pleno desarrollo en escasamente un par de meses. No obstante, en climas menos ventajosos –como los ambientes fríos- puede llevarle un aproximado de 2 años superar cada una de las etapas.
En el transcurso de una semana, es posible que un espécimen adulto crezca cuatro veces su tamaño. Sin embargo, no se detiene allí, porque su peso también se ve afectado, llegándose a superar unas 100 veces, más aún si son hembras y se llenan de sangre.
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