Muchas somos las personas que consideramos que el gato siamés es una de las razas más hermosas de gatos que existen. Su nombre científico es Felis catus. Sus orígenes no se pueden precisar con exactitud, sin embargo se dice que procede del antiguo reino de Siam, donde hoy se halla Tailandia, Laos y Camboya. Allí, estos animales pertenecían exclusivamente a la realeza y convivían con el rey y su familia. El Rey de Siam los obsequiaba en gratitud de algún favor. En 1880, le regaló dos parejas a un diplomático inglés en Bangkok, quien los llevó a Londres. Tiempo después, en 1890, el gato siamés llegó a Estados Unidos.
Rasgos físicos del gato siamés, sus características
Podemos diferenciar dos tipos de gatos siamés, el siamés moderno y el siamés tradicional o Thai.
Desde 1950, el moderno ha sido preferido por criadores y jueces para las exposiciones felinas, y durante años ha participado en competencias. Se define por su elegante cuerpo, que es estilizado, esbelto, flexible y musculoso. Es de un bonito color pointed, que es un tono de marrón oscuro o chocolate, que se esparce por sus extremidades, cola, cara y orejas, partes donde la temperatura corporal es menor. El resto del cuerpo es de color beige, casi blanco.
La cabeza tiene forma triangular, las orejas son grandes, de base ancha, y terminadas en punta. Posee fina boca, ojos almendrados, azules, inclinados hacia la nariz y sesgados. El cuello es arrogante y largo, al igual que su cuerpo y cola. El pelaje es corto, fino, suave, lustroso, compacto y pegado al cuerpo.
El siamés tradicional o Thai es el descendiente del gato siamés de Tailandia, muy semejante al siamés ancestral, que se obtuvo a través de programas genéticos. Es parecido al siamés moderno en cuanto a su original coloración, pero sus formas son redondeadas, con un cuerpo macizo y curvado, y una cabeza menos alargada en la que resaltan unos pómulos llenos y curvados. Posee un hocico más corto, sus orejas están siempre en alto, sin ser grandes, y sus ojos largos son de un hermoso color celeste o azul. Su cola va de corta a mediana, y su punta tiende a ser redondeada y gruesa.
El cuerpo en general, es menos esbelto que el del siamés moderno, pero tiene los mismos colores. Hoy día, organizaciones felinas a nivel mundial distinguen al gato siamés tradicional como raza thai, con patrón propio separado del siamés moderno.
El macho siamés pesa entre 4 y 5 kg, y la hembra entre 2,5 kg y 3 kg.
Carácter del gato siamés
Como todo felino, el gato siamés es muy independiente, travieso, curioso y fiel a sus amos, pero demanda mucho tiempo y atención porque se ha unido mucho a los seres humanos. Sin embargo, son poco sociables con los extraños. Es un animal muy inteligente, que se acostumbra prontamente a los hábitos de sus dueños y hasta deja sujetarse por una correa para sacarlo a pasear.
El gato siamés dormita más de 16 horas diarias despabilándose a primera hora de la mañana y al oscurecer. Una muy buena característica es que no abandona su hogar, ya que es muy territorial.
También es un gato muy escandaloso, emite ruidos y maullidos de diferentes formas e intensidades para llamar la atención de su dueño o según la situación en la que se encuentre. A pesar de esto, lo consideran un gato hermoso y encantador.
Cuidados del Gato siamés
El gato siamés, si bien es un felino muy limpio porque tapa sus propias excretas y asea su cuerpo muchas veces al día, es bueno bañarlo regularmente, con agua templada y champú especial para la raza.
Como su pelaje es corto, no exige demasiados cuidados. Un peinado semanal es suficiente para eliminar pelos muertos ya que es limpio por naturaleza y muy meticuloso en su higiene, dedica entre 5 y 10 min a limpiar su cuerpo con la lengua.
A los 15 días de nacido, se debe desparasitar, a los 30 se le administra la segunda dosis, a los 45 días una tercera y a los 3 meses una cuarta dosis. Debe desparasitarse al menos una vez al año. A la sexta y octava semana de vida debe colocársele la primera dosis de vacuna para la leucemia y la triple felina, la segunda dosis a los 3 meses y a los 5 meses y medio la vacuna antirrábica, repitiéndolas anualmente por toda la vida, excepto cuando este en celo o parturienta.
Se recomienda asear semanalmente sus ojos con un pañuelo suave humedecido en tés de manzanilla o tomillo, así como sus oídos con un hisopo. Su alimentación es carnívora, y compuesta por una alta proporción de proteínas, pero es preferible proporcionarle una comida específica de su raza porque contiene los nutrientes necesarios. De esto depende su larga vida y bienestar. No es correcto darle restos de comida casera, que solo los engorda.
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