Con el nombre de lagartija se conoce de manera genérica a un conjunto de especies de reptiles con características similares. El número de especies que engloba este apelativo es muy grande, por eso nos referiremos, en esta oportunidad a la lagartija común, también denominada lagartija roquera por su agilidad para trepar muros, rocas y árboles. Estos animales pertenecen a la familia de los Lacértidos y ha sido bautizada científicamente como Podarcis muralis. Es un animal pequeño y que cuenta con una gran velocidad de desplazamiento.
Descripción de la lagartija, conociendo sus CARACTERÍSTICAS
Son animalitos pequeños, sus medidas no llegan a alcanzar un máximo de 6 centímetros, sin incluir su cola que, generalmente, es mucho más larga que todo su cuerpo. Pese a ser un reptil, la lagartija se desplaza por medio de sus 4 patas, colocadas a los costados y provistas de dedos prensiles que convierten a estos animales en excelentes trepadores.
Esta especia de reptiles presenta escamas en su cuerpo, más abundantes en el dorso que en el vientre, también poseen escamas en sus patas. La cantidad de escamas varías, según se trate de machos o de hembras, siendo los ejemplares masculinos, los que cuentan con la mayor cantidad.
El color de las lagartijas es de un pardo y en algunas ocasiones, verdoso. Los machos poseen unas pequeñas manchas oscuras y las hembras están provistas de líneas en el dorso de su cuerpo.
Como mecanismo de defensa ante depredadores, la lagartija cuenta con la posibilidad de desprenderse de su cola en caso que su atacante la agarre desde allí.
Alimentación de la lagartija
Las lagartijas con animales carnívoros. Su dieta se compone, esencialmente, de insectos, caracoles, gusanos del tipo ciempiés, arañas y algún reptil de menor porte que ellas.
La lagartija dispone de mecanismos sensoriales para detectar sus presas, que, sumados a su gran velocidad y agilidad, les permite atraparlas con facilidad.
Es un animal que se adapta fácilmente a distintos hábitats. Puede vivir en campos y zonas boscosas, pero también puede hacerlo en áreas urbanas. En todos estos sitios adaptará su alimentación a lo que se encuentre disponible.
¿Cómo se reproducen las lagartijas?
La reproducción de la lagartija común, se produce a lo largo de 4 meses, durante la primavera y el verano. En ese período, las hembras realizarán de 1 a 3 puestas de huevos. Cada puesta que realiza la lagartija, es de 3 a 11 huevos. Un dato que resulta llamativo, es que, en la primera puesta, los huevos son de mayor y éstos se van reduciendo con cada puesta. También se encontrado una relación directa entre el tamaño de la hembra y la cantidad de huevos por puesta. Es decir que, a mayor tamaño, mayor cantidad de huevos.
Otro dato curioso, en la reproducción de estas especies, es que varias hembras pueden hacer la deposición de los huevos en un mismo lugar y hay una especie de “incubación colectiva”.
Los tiempos de incubación están determinados por la temperatura a la que son sometidos los huevos durante este proceso. Una incubación con temperaturas elevadas, reduce los tiempos y da lugar al nacimiento de crías de menor tamaño. Es por eso que antes de la deposición, la hembra realiza todo un trabajo de control de su temperatura interior, incluso reteniendo los huevos, para evitar el nacimiento de crías antes de tiempo.
Las crías, al nacer, tienen un tamaño de 2,5 cm desde el hocico hasta la cloaca – es decir sin contar la cola – y su peso es de sólo 0,35 g.
El comportamiento de la lagartija
Estos animales permanecen activos durante casi todo el año, pudiendo llegar a tener períodos de inactividad – una especie de hibernación – durante el invierno. También podemos señalar que las lagartijas varían su actividad durante el día. Las hembras se mantienen activas en las primeras horas de la mañana y durante la tarde, reservando un período de inactividad al mediodía. Al contrario de los machos, cuya actividad mayor se produce al mediodía.
El desplazamiento de las lagartijas se realiza a gran velocidad y podemos observar que, durante estos desplazamientos, realiza intervalos en los cuales interrumpe sus movimientos. Esto está relacionado con su mecanismo de termorregulación.
La termorregulación en las lagartijas comunes es del tipo heliotérmica. Para ello, dispone de dos maneras de hacerlo. La primera de ellas es por medio de la radiación solar directa, es decir cuando la lagartija se para a asolearse. El segundo mecanismo es indirecto y es cuando se coloca sobre terrenos o superficies calientes, como pueden ser piedras o jardines provistos de baldosas.
Para evitar ser víctimas de la acción de los depredadores – ofidios y aves -, la lagartija dispone de varios mecanismos. El más común es emprender una rápida carrera hasta un refugio próximo, de esta manera evita el asedio de las aves. Su sentido olfativo, le permite desplazarse y detectar el rastro dejado por los ofidios. Este comportamiento le permite saber si el refugio al que se dirige es ocupado por algún tipo de víbora o serpiente.
A pesar de su gran adaptabilidad, el crecimiento de los centros urbanos, la tala de bosques y las fumigaciones de los campos, ha provocado una disminución en la población de lagartijas, poniendo a la especie en riesgo.
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