En las cálidas noches de veranos, es posible maravillarse con un espectáculo único. Son los conocidos bichitos de luz o luciérnagas, que surcan por el cielo haciéndose ver a través de pequeños e intermitentes destellos de luz. La luciérnaga integra el gran universo de insectos conocidos como coleópteros polífagos. Su familia, la de los lampíridos, está compuesta por más de 2 mil especies y se distribuyen por casi todo el planeta. Su extraña capacidad de emitir luz, mediante una propiedad llamada bioluminiscencia ha sido objeto de estudio por años, por parte de la ciencia.
Características de la luciérnaga
Es un insecto pequeño, su cuerpo puede medir entre 10 y 14 mm. A simple vista son de color marrón o negro. Describiéndolos más en profundidad, los lampíridos, poseen un exoesqueleto, ojos compuesto, un par de largas antenas. Claramente, el cuerpo de la luciérnaga cuenta con cabeza, tórax y abdomen. Los machos cuentan con 2 pares de alas, utilizando el segundo par para volar, en el caso de las hembras, sus alas pequeñas le impiden volar.
La luciérnaga, un generador de luz
Con el nombre de bioluminiscencia se conoce al proceso por el cual estos insectos son capaces de emitir luz. Este proceso se produce en una región del abdomen y la función es la atracción mutua entre machos y hembras como forma de cortejo, antes de apareamiento.
La emisión de luz se produce como parte de una reacción química que se realiza en un grupo de células conocidas como fotocitos. Para que la reacción química se produzca, es necesario que se combinen el oxígeno, el magnesio y un compuesto orgánico denominado Adenosín Trifosfato (ATP) que al combinarse con una enzima llamada luciferasa, actúan sobre otro compuesto que se conoce como luciferina.
La luz que emite la luciérnaga es una luz fría, debido a que toda la energía que se genera, se consume en dicha emisión lumínica, siendo muy poca la que se desperdicia en forma de calor.
¿Cómo se alimenta la luciérnaga?
Estos insectos son, básicamente, carnívoros. Esto tanto para los adultos como en el caso de las larvas. Su dieta está constituida por larvas, gusanos y caracoles pequeños. Para poder alimentarse, las luciérnagas inyectan a sus víctimas un veneno que produce un doble efecto. Por un lado, sirve para inmovilizar a su presa, y por el otro, las disuelve. De esta forma, la luciérnaga puede succionar su alimento. El polen y el néctar de las plantas pueden ser parte, también, de la alimentación de las luciérnagas
Existe una especie de insectos denominados Photuris pyralis que tienen la capacidad de imitar la señal luminosa de las luciérnagas comunes y de esta manera atraen a los machos de esta última especie, que se acerca con intención de apareamiento, al hacerlo la hembra de Photuris pyralis termina comiéndose al macho.
La reproducción de la luciérnaga
El proceso de bioluminiscencia que se desarrolla en las luciérnagas, es un mecanismo que sirve como selección sexual. La emisión de luz actúa como método de comunicación, donde tanto los machos como las hembras emiten destellos, parpadeos y brillos estáticos, todos estos combinados con otras reacciones químicas. Estas señales sirven para identificar igualdad de especies, calidad como pareja y otros daros que permiten que el apareamiento se lleve a cabo.
Sobre suelo húmedo, las hembras van a desovar cerca de 500 huevos. Los huevos, también cuentan con una ligera luminiscencia y 4 semanas después de puestos, eclosionan, dando lugar a pequeñas larvas sin alas. La luciérnaga cuenta con un proceso de metamorfosis completa. Las larvas, que en esa condición pueden llegar a vivir 2 años, una vez listas, se preparan en cámaras debajo del suelo y se convierten en pupas.
Hábitat
La luciérnaga habita en todas aquellas regiones de climas cálidos y templados que cuenten con una buena dosis de humedad, tanto de América como de Asia.
Es durante las temporadas de veranos en los cuales es posible divisar a estos animalitos, emitiendo sus señales luminosas, durante su corte nupcial. Son los machos, los que podemos observar volando. Las luciérnagas pueden vivir entre 2 y 4 meses, dependiendo de la especie.
La luciérnaga y la ciencia
La luciferasa, enzima que está presente en estos insectos ha podido ser sintetizada y producida en forma artificial en laboratorios. Los expertos en ingeniería genética consideran que este hallazgo puede llegar a cumplir múltiples propósitos.
Se ha logrado que la luciferasa, producida de forma sintética, sea introducida en otros organismos. Esto permite en diversas investigaciones biológicas, utilizar la enzima como marcador para verificar los procesos de transcripción de células en aquellos organismos genéticamente modificados.
Las cualidades particulares que distinguen a la luciérnaga, han captado la atención de la ciencia, más allá del espectáculo que brindan en las noches de verano, donde podemos observarlas surcando el cielo con sus destellos de luz.
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