Uno de los insectos que más llama la atención, no sólo por sus características físicas, sino por su comportamiento, es la mantis religiosa. Perteneciente a la familia de las Mantidaes. Este pequeño animalito, recibe ese nombre tan particular por la posición que adoptan sus patas delanteras, dando la sensación que estuviera rezando. A muchos observadores les atrae ver la posición que el insecto adopta cuando se siente amenazado. Se pone erguido sobre sus patas traseras y da la sensación que fuera a disputar un match de boxeo con su agresor.
La presencia de la mantis religiosa se encuentra extendida por todo el mundo. Su hábitat son los bosques caducifolios y los matorrales. Pero su origen se encuentra en las zonas templadas de Europa, Asia y norte de África. Se cree que la mantis fue introducida en América del Norte en 1899, extendiéndose rápidamente por Estados Unidos y Canadá. En el estado de Connecticut es el insecto oficial, a pesar de no ser originario.
En algunos países se la denomina santateresa, en otros mamboretá o comepiojos.
¿Cómo reconocer una mantis religiosa?
Este insecto es alargado y muy delgado, mide entre 4 y 7,5 cm. tanto su cuerpo como sus patas son de un color verde brillante a o amarronado, que le permite camuflarse perfectamente entre los árboles y plantas.
Las patas delanteras de la mantis religiosa son poderosas armas de caza con las que atrapa a sus presas. La tibia anterior de las patas delanteras se extiende y se repliega como si fuera una herramienta automática. Estas tibias están provistas de una suerte de espinas que le permiten atrapar, con facilidad, a otros insectos.
La cabeza de este insecto es triangular, provista de dos ojos compuestos y entre ellos, tres ojos sencillos. La cabeza de la mantis posee una gran movilidad y puede rotar hasta 180°. En el tórax posee un único oído.
La alimentación de la mantis religiosa
La mantis religiosa es toda una estratega a la hora de obtener su alimento. A la hora de cazar, acecha a su presa, para ello puede llegar a permanecer inmóvil durante horas. Cuando otro insecto se acerca, la mantis puede observarlo gracias a su poderosa visión y con un ágil movimiento y con la ayuda de sus patas delanteras, atrapa a su víctima. La mantis calcula la distancia a la que se encuentra su presa y desplegando sus patas delanteras la atrapa inmovilizándolas por medio de las espinas que posee, devorando viva a su presa.
Los científicos han estudiado el ataque de la mantis religiosa a quien va a convertirse en su alimento, y han determinado que el movimiento con el que atrapa a sus presas dura 100 milisegundos.
La elegancia, la gracia y la agilidad de los movimientos de la mantis religiosa al cazar han inspirado al desarrollo de técnicas del kung fu que llevan su nombre.
La dieta de la mantis está compuesta por pequeños insectos, lagartijas, polillas, ranas pequeñas, a rodas ellas las devora en su totalidad. Durante muchos años se creyó que estos insectos eran depredadores de los cultivos, pero por el contrario cumplen un papel beneficioso para los sembradíos, ya que colabora en el control de plagas.
Reproducción y canibalismo sexual
La mantis religiosa es un insecto solitario y diurno. Sólo se reúne una vez al año para la procreación. Para que la hembra acepte aparearse con el macho, éste debe realizar toda una ceremonia que le permita atraer la atención de la hembra y al mismo tiempo evitar que ella lo confunda con una presa y se lo coma.
Cuando la hembra acepta al macho, éste se acerca y se produce la cópula. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la hembra termina confundiendo la cabeza del macho con un “regalo nupcial” que finaliza con la hembra devorando al macho, ya sea durante o luego de la procreación. A este fenómeno se lo denomina canibalismo sexual. Cuando la hembra devora al macho tiene la precaución de no afectar el sistema nervioso hasta que la cópula haya finalizado, para no abortar el procedimiento de procreación.
Luego de la cópula la hembra segregará una espuma blanca, que recibe el nombre ooteca, donde depositará entre 100 y 300 huevos. Esta espuma es colocada entre las ramas de los árboles y allí comienza a solidificarse, protegiendo los huevos.
La hembra de la mantis religiosa pone sus huevos en otoño y estos darán lugar a las crías, recién en primavera. Aquí también se produce un fenómeno de canibalismo, ya que los primeros ejemplares en nacer terminarán comiéndose a sus hermanos más retrasados en abandonar ese lugar. Este mecanismo colabora en mantener la población de estos insectos controlada.
La mantis religiosa sufre la depredación por parte de las aves y otros animales que las han convertido en parte de su alimentación, sin embargo, estos insectos no se encuentran en peligro de extinción.