En los campos y parajes españoles abunda el lagarto ocelado (Timon Lepidus), un animal especialmente ágil para desplazarse y trepar por muros y árboles. Investigaciones señalan que es el más grande de la Península Ibérica. De hecho, los ejemplares machos pueden alcanzar hasta 75 cm de longitud. Ostentan una cabeza alta y robusta que pareciera no compaginar con su cuerpo cilíndrico. Pertenece al reino animalia y a la familia Lacertidae.
Características del lagarto ocelado
El lagarto ocelado posee gran fuerza en sus extremidades, mientras que su cola puede duplicar su tamaño total. Por lo general ésta luce del mismo color del resto de su piel, a menos que haya sido sometida al mecanismo de regeneración, en cuyo caso presentará escamas aquilladas.
Su tonalidad va entre el verde y el amarillo, con ciertos tonos oscuros. En los laterales se vislumbran hasta tres filas de manchas azules, las cuales le han conferido su nombre. En la parte inferior muestra un matiz blanco-amarillento, sin «lunares».
Los machos se diferencian de las hembras por las dimensiones de su cabeza, que suelen ser ligeramente mayores, por la vivacidad de sus tonos, y su aspecto fornido.
Comportamiento del lagarto ocelado
El lagarto ocelado es considerado una especie mediterránea, por lo que no es demasiado exigente con su hábitat. Le bastará una zona despejada, seca, soleada, con densos arbustos y con rocas dispersas que le permitan esconderse con rapidez.
Pese a su predilección por sitios abiertos, esto no limita su supervivencia. El lagarto ocelado es capaz de vivir en los alrededores de urbanismos, escombros o campos de cultivo. Siempre que existan algunas piedras, paredes y matorrales espesos para refugiarse, él podrá desenvolverse tranquilamente.
El lagarto ocelado disfruta de tomar el sol en el hombrillo de los caminos y carreteras. Asimismo, evita los bosques cerrados o sitios muy húmedos. En cuanto al comportamiento con sus similares, tiende a expulsar a cualquier macho que pise su territorio durante la época de celo.
Cuando se siente atrapado, su reacción es abrir la boca y levantar la cabeza. También resoplan de forma intimidatoria. Es posible que finja atacar a su oponente cuando se trata de un animal más grande para atemorizarlo, pero si se trata de uno pequeño lo embiste sin piedad.
Si se intenta coger o retener a un lagarto ocelado, éste puede morder fuertemente e incluso mantenerse pegado a la extremidad durante al menos un minuto, aunque ocasionando una herida de poca gravedad.
Reproducción del lagarto ocelado
El proceso de cortejo del lagarto ocelado consiste en una reiterada persecución a la hembra, mientras que hace lo posible por aprisionarla de un mordisco en su cola. La intención es detener su huida. Tras la copulación, los «futuros padres» deben esperar hasta 100 días para que la hembra ponga entre cuatro y 24 huevos.
La hembra enterrará los huevos a una profundidad de 10 cm. Lo hará debajo de un tronco, rocas o vegetación. Al cabo de tres meses, los huevos eclosionarán en absoluta soledad, pues una vez que son depositados en su lugar de nacimiento, no son vigilados.
Colocar los huevos en una tierra parcialmente húmeda creará el ambiente ideal para el desarrollo de los embriones, ya que la cáscara del huevo permanece flexible. Los nacimientos se dan en el mes de septiembre. Los retoños llegan a medir de de 10 a 11 centímetros y pesar cerca de 2 gramos. Cuando crecen, van adquiriendo su distintiva tonalidad y desarrollando los ocelos que pueden ser amarillentos, sobre un fondo marrón-verdoso. En su juventud la iris se ve amarillenta y cuando llegan a la adultez, cambia a rojiza. La madurez sexual la alcanzan a los tres años de edad.
Alimentación del lagarto ocelado
El lagarto ocelado tiene una dieta muy variada que comprende insectos como escarabajos, mariposas o moscas, las cuales caza con una peculiar pirueta. También le gustan los caracoles, lagartijas, babosas o culebrillas ciegas y serpientes viperinas.
Algunos estudios apuntan a que también practica el canibalismo con individuos de su misma especie, cuando se trata de ejemplares inmaduros. Pequeños mamíferos, huevos y polluelos forman parte de su dieta. De igual forma, frutillas y algo de materia orgánica.
Un dato curioso, es que si pierde su cola la recupera en poco tiempo, a una longitud de tres mm por día.
Supervivencia
El lagarto ocelado forma parte de los platillos favoritos de muchas aves rapaces, entre ellas águilas calzadas, búhos reales, culebreros imperiales, ratoneros, abejeros o lechuzas. Otras como la garza real y la cigüeña también lo prefieren. Lo mismo sucede con mamíferos como zorros y ciertos reptiles.
Se estima que el lagarto ocelado alcance los 20 años de edad si permanece en cautiverio. De lo contrario podría sobrevivir sólo 11 años.
Este animalito es objeto de persecución por su famoso sabor a pollo. En muchas zonas es un ingrediente frecuente para la preparación de bebidas alcohólicas y ha sido satanizado por la creencia de que ingiere huevos de perdices y codornices. Por otro lado, los perros domésticos tienden a divertirse mordisqueándolos.
Por el momento existe un número considerable de lagartos ocelados, pero es cada vez más difícil ver un espécimen que alcance su tamaño máximo. La disminución de la población de conejos ha hecho voltear la mirada de cazadores a estos animales, produciendo una nueva amenaza para ellos.
otros datos de interés
- La distribución del lagarto ocelado suele ser en toda la Península Ibérica, menos en la Cornisa Cantábrica. Asimismo, se han detectado especímenes en el norte de África y en Francia.
- Vive en altitudes de hasta 2 mil metros.
- Los coitos del lagarto ocelado son violentos. Se muerden mutuamente. Cuando logran establecer pareja, se mantienen juntos todo el año.
- Hiberna desde noviembre hasta febrero.
Deja una respuesta