Canis lupus signatus es el nombre científico de una subespecie de lobato, muy conocida en la Península Ibérica, y comúnmente llamada lobo ibérico.
En español, Canis lupus significa perro lobo y signatus se traduce como manchado o marcado. Se relaciona con la forma de su pelaje, pues en su lomo este animal refleja vetas de tonos claros y oscuros.
El lobo ibérico es cazador y carnívoro. Es un superpredador de la tierra, con un gran valor ecológico. Es de vital importancia para el mantenimiento o equilibrio de las poblaciones o especies del medio ambiente.
Asimismo, incide favorablemente en la vida de muchos herbívoros. Estos, por presencia de los lobos, se ven obligados a emigrar a mejores zonas en busca de alimento. Es el caso de las liebres, castores y pájaros. Las zonas abandonadas se logran recuperar, creciendo nuevamente plantas y árboles, para que otros animales las utilicen como protección.
De esta manera, la presencia del lobo ibérico influye positivamente en el desarrollo y permanencia de los ecosistemas. Sin embargo, este animal es injustamente menospreciado.
CARACTERÍSTIcas del lobo ibérico
Cuando es joven, el lobo ibérico posee un pelo de tonos grisáceos, bastante tenue. A medida que va creciendo, toma un particular color castaño, con variedades que cambian entre negro y rojizo.
Respecto al tamaño, el lobo ibérico alcanza una altura de 70 a 90 cm, y una longitud de 100 a 140 cm. Sus orejas son en forma de triángulo. Tiene ojos frontales y sesgados, de color amarillento. Destacan sus largos y afilados colmillos, sus agudos pre molares superiores y las muelas inferiores.
Las patas anteriores poseen cinco dedos y presentan unas líneas verticales negras, mientras que las posteriores cuentan sólo con cuatro dedos. Sus uñas son habitualmente muy cortantes.
En general, el lobo ibérico macho llega a pesar 40 kg, y la hembra unos 30 Kg. Su sistema digestivo es muy sencillo y su cerebro muy desarrollado.
Comportamiento
El lobo ibérico es estimado como uno de los canes más inteligentes. De igual forma, es calificado como un animal social y jerárquico. En España habita en pequeños grupos familiares presididos por una pareja rígida y reproductora. No obstante, en otros lugares de Europa se agrupa en manadas de muchos ejemplares.
Se relaciona a través de gestos, acciones, aromas y vocalizaciones, llegando a constituir expresiones de comunicación de gran nivel. La persecución de los seres humanos, lo han llevado a asumir hábitos nocturnos.
HÁBITAT del lobo ibérico
El lobo ibérico no es exclusivo de la Península ibérica. Se aprecia una población bastante regular en localidades más amplias como Asturias, Galicia, parte Norte de Castilla y Cantabria. Asimismo, se encuentra en países como Portugal.
La cantidad de estos en la Península Ibérica es de unos 3.000 individuos. No está considerado en peligro de extinción, a pesar de que sufrió una gran persecución en tiempos pasados. Actualmente, en esa región se ha creado conciencia de lo importante que es este animal depredador para la naturaleza.
Lamentablemente, en otras zonas no sucede lo mismo. No sólo quedan pocos ejemplares de lobo ibérico, sino que también se permite su caza.
La mayor vulnerabilidad de los lobos ibéricos se percibe en la Sierra Morena, donde sí hay un mayor riesgo de desaparición. A pesar de que la mayoría se halla en terrenos privados, siguen siendo perseguidos.
Estudios han significado, que para continuar con el aumento de lobos ibéricos, éstos deben permanecer en un área donde la densidad de población humana no supere los 10 individuos por kilómetro cuadrado. La presencia de otros animales que garanticen su nutrición, también es crucial.
ALIMENTACIÓN del lobo ibérico
El lobo ibérico es un significativo enemigo de rumiantes. Participa en la selección natural del reino animal y en el control y depuración de sus habitantes.
Arremete y consume a otros canes que logren solaparse en su espacio, tales como zorros y ciertos perros semisalvajes. Ocasionalmente ataca a ejemplares domésticos y carroñas. Su alimento principal es el corzo y el jabalí.
REPRODUCCIÓN
El celo del lobo ibérico se da en invierno, entre los meses de diciembre y febrero. Las hembras logran su madurez a los 20 a 24 meses y los machos a los 3 años. La preñez perdura de unos 60 a 65 días, y cada parto es de 4 o 7 criaturas. Estas nacen con ojos cegados, abriéndolos a los 12 o 15 días. Estas especies tienen un parto por año. Se estima que, al menos en Europa, llegan al mundo unos 1500 individuos en primavera y otros 2000 a mediados de otoño.
Para parir se guarecen preferiblemente en madrigueras o cuevas. Las crías se amamantan de la madre, hasta que llegan al mes y medio. No obstante pueden comenzar antes a ingerir alimento sólido. En esta etapa la hembra perdura perennemente con ellos. El macho y los restantes miembros del rebaño, tienen como labor contribuir con la comida.
Alrededor de los 2 meses, los cachorros dejan la guarida y comienzan a escoltar a sus padres en la exploración para la búsqueda del sustento.
El lobo ibérico es un animal monógamo y de pareja estable. Es así que regularmente los conjuntos sociales se ven conformados por la pareja y varias de sus camadas. No por eso, dejan de observarse constantemente individuos solitarios.
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