Su aspecto no es necesariamente agradable, pero su importancia para la salud del suelo, lo compensa. Gracias a los minerales y nutrientes que transportan hasta la superficie y los túneles que excavan durante su recorrido, la lombriz provee a la tierra de la oxigenación necesaria para dar vida.
Hábitat e información general de la lombriz
Para quienes tienen jardines, este pequeño invertebrado, del tipo anélidos, representa un huésped de larga estadía, mientras que para los aficionados a la pesca, resulta la carnada perfecta.
La lombriz es oriunda de Europa, pero en la actualidad ha colonizado Norteamérica y Asia occidental. Incluso, su amplia población la ha convertido en plaga de diversas zonas.
En Estados Unidos se le nombró de forma particular: “Buscadora Nocturna”, y es que con frecuencia aparece durante la noche para alimentarse de la superficie de la tierra. Cuando el sol brilla, es habitual que la lombriz permanezca enterrada en el suelo, pero muy cerca de la salida de su túnel, que puede llegar a medir hasta 2 metros de profundidad.
Tiene una amplia lista de depredadores, entre los que resaltan: pájaros, ratas y sapos, además de que puede ser utilizada como abono orgánico.
Su cuerpo es apetecido por distintos animales puesto que contiene un 72% de proteína. Una vez que ha sido secado y triturado, es el alimento idóneo para cientos de especies de diferentes tipos.
El excremento es otro producto útil que la lombriz aporta a la agricultura. Conocido como humus, es el desecho que liberan estos animales cuando han sido alimentadas con restos vegetales, residuos de cosecha y estiércoles de aves. El humus de lombriz es, sin duda, uno de los fertilizantes más completos para mejorar la productividad de cualquier terreno.
Reconocer una lombriz, sus características
Se conocen cerca de 3500 especies lombrices que han sido debidamente clasificadas y estudiadas. Sus gustos varían, pues algunas prefieren penetrar la tierra, construyendo muchos canales verticales, mientras que otras como las Epigeas, eligen vivir muy cerca de la superficie.
La lombriz de tierra se distingue principalmente por la combinación de gris y rojo a lo largo de toda su piel. Puede tener una extensión hasta de ocho centímetros, aunque existen casos de lombrices que han medido hasta 35 centímetros con el cuerpo enrollado.
El tronco de la lombriz está segmentado por 150 anillos juntos, también llamados metámeros. Cada uno de ellos está recubierto por seda o pequeñas cerdas, similares al vello humano, que este animal utiliza para mover la tierra en la que escarba.
Su aspecto suave y fino no debe confundir. Gracias a sus piezas anilladas, la lombriz es extremadamente flexible, fuerte y dotada de gran movilidad.
Una lombriz respira a través de su piel, que debe permanecer húmeda para permitir que el dióxido de carbono y el oxigeno pasen a través de ella.
Aunque no se vislumbre con facilidad, la boca de la lombriz está ubicada en el primer segmento de su cuerpo. Conforme va cavando en la tierra la va comiendo, sacando nutrientes provenientes de la descomposición de la materia orgánica, tales como hojas y raíces.
Aunque no posee dientes, tiene un gran poder de succión y es muy voraz. Puede llegar a comer hasta un 90% de su peso en 24 horas y eliminar hasta el 60% de su ingesta a través del excremento.
Reproducción de las lombris
Las lombrices de tierra son hermafroditas, es decir, que poseen tanto órganos sexuales masculinos como femeninos. A pesar de ello, la mayoría de las lombrices escoge relacionarse con sus pares para reproducirse.
Tras el proceso, la lombriz forma una especie de capullo en forma circular, que secreta un líquido desde el clitelio, ese diminuto espacio grueso que se reconoce fácilmente en el tercio anterior de su cuerpo.
Toda vez que ha culminado, el esperma y los ovocitos son colocados dentro del capullo, y éste es enterrado inmediatamente. De dos a cuatro semanas, las lombrices recién nacidas emergen a la superficie alimentándose de los desechos de los adultos, y pasados 45 días, vuelven a repetir la tarea reproductiva.
Importancia ecológica
Aunque para muchos son “bichos feos” que producen asco, las lombrices poseen gran capacidad para transformar un suelo seco, duro y casi muerto en todo lo contrario. Ciertamente es un proceso que requiere tiempo, pero el hecho de que sea totalmente natural, lo convierte en un mecanismo adecuado para cuidar nuestros recursos. Con su utilización, es posible recuperar grandes zonas agrícolas que se pensaban estériles y devolverles la vida.
Son precisamente las lombrices de tierra las que se emplean en la biotecnología de la Lombricultura. Este término se refiere a la cría intensiva de este espécimen para reciclar la materia orgánica, que posteriormente será utilizada en la fabricación de composta.
Entre las lombrices domesticadas más utilizadas destaca la “Lombriz Roja de California” debido a su versatilidad y rentabilidad. Puede llegar a vivir hasta 16 años y producir unas 1500 crías anualmente.
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