La mamba negra, científicamente conocida como Dendroas pispolylepis, es una serpiente escamosa de la familia Elapidae. Su nombre se debe al color del interior de su boca. Es la víbora que más rápido se desplaza, pudiendo alcanzar una velocidad de 16 a 20 km por hora cuando quiere escapar del peligro o capturar a su presa.
La mamba negra es una criatura inquieta y letalmente venenosa que, cuando se siente amenazada, puede resultar muy agresiva. Es la causante de numerosas pérdidas de vidas humanas, y es autora de mitos que exageran sus poderes hasta convertirse en leyenda. Por todo ello, la mamba negra se considera, sin discusión, la serpiente más letal del planeta.
Es la más venenosa y grande de África y segunda más grande entre las venenosas del orbe, solo superada por la Cobra Real. Es también conocida como Mamba de boca negra, mamba marrón meridional o Swartmamba.
CARACTERISTICAS de la Mamba negra
La mamba negra es territorial, por lo que es muy agresiva si se cree acorralada. Demuestra su agresividad alzando la cabeza muy alta, curvando su parte posterior y corriendo con una tercera parte del cuerpo en el aire. También se mece, abre las mandíbulas y emite un silbido muy violento y asustadizo. Por ello y más, la mamba negra es la serpiente más respetada y temida en toda África.
El color de su piel es de verde amarillento a gris metalizado. En su edad adulta llega a medir de 2,5 a 4,5 metros. Pesa en promedio 1,6 kg y puede vivir unos 11 años.
HÁBITAT DE LA MAMBA NEGRA
La mamba negra es originaria de África, hallándose en el noreste de África, y desde el sur de Etiopía hasta el sudoeste del continente, abarcando países como Botswana, Mozambique, Kenia, Sudán, Somalia y Uganda.
Estas serpientes son especies esencialmente terrestres, esporádicamente arbóreas, si viven en zonas boscosas. Ordinariamente se hallan en zonas altas, superiores a los 1.000 metros.
La mamba negra reside en matorrales, termiteros, madrigueras abandonadas, grietas rocosas y huecos hechos por insectos. Se adecúa a territorios que van desde sabanas y bosques, a laderas rocosas y selvas. En general habitan en ambientes discretamente secos, afloramientos rocosos y sabanas o desiertos semiáridos.
REPRODUCCIÓN
Luego del apareamiento, las mambras se separan cada uno a su guarida. La hembra pone los huevos en vegetación descompuesta, porque ésta emite un calor que ayuda a los huevos a acelerar el tiempo de eclosión (aproximadamente a los tres meses de haber sido despedidos).
Coloca entre 10 y 25 huevos. Sus cáscaras permiten que el agua y el oxígeno lleguen a los embriones en desarrollo.
Las crías de mamba negra miden cerca de 0,51 mde largo y nacen de un color grisáceo verdoso. Son autónomas de inmediato, consiguiendo atrapar sus propias presas, si son de pequeño tamaño. Crecen rápidamente alcanzando los dos metros al año de vida. Ninguno de los progenitores se envuelve en su crianza o sostén. Ellas pueden solas y son independientes.
ALIMENTACIÓN DE LA MAMBA NEGRA
Las mambas negras son serpientes diurnas, su agresividad hace que no tengan muchos depredadores. Pueden distinguirse durante el día buscando a sus presas por todo su entorno.
Estos animales son depredadores de asechanza, cazan usando la vista y para ello levantan gran parte de su cuerpo sobre la tierra. Habitualmente muerde la presa y aguarda a que se muera. Si la presa pretende escapar o resistirse, aumenta sus mordeduras con una serie rápida para inyectar más veneno y matar a sus víctimas en segundos. Se nutre de pequeños mamíferos, pájaros, lagartos y murciélagos.
Las mambas negras devoran su comida entera, sin masticar. Pueden abrir su boca hasta cuatro veces el tamaño de su cabeza y hasta llegan a dislocar su mandíbula inferior para poder tragar más comida. Tienen un poderoso sistema digestivo y asimilan presas medianas en ocho horas.
VENENO Y TOXICIDAD
La mordida de la mamba negra implanta 100 mg de veneno dendrotoxina. Para un humano adulto es mortífera solo una porción de 10 a 15 mg. La toxina de esta serpiente no es la más tóxica, pero su origen agresivo, la cantidad inyectada y su velocidad, la hacen temida y dañina.
El veneno es inyectado por dos colmillos huecos, de la parte frontal de la boca. Están adelante, en una posición de extrema ofensiva, que les permite morder y retirarse velozmente. La ponzoña contiene neurotoxinas, de rápida acción, que alteran el sistema nervioso, y cardiotoxinas, que perjudican el músculo cardíaco.
En los humanos los síntomas tras un ataque son dolor en el área de la mordida, hormigueo en las extremidades, párpados caídos, visión de túnel, sudoración, salivación, descontrol muscular, náuseas, problemas para respirar, confusión y parálisis. La persona llega a caer en coma y a morir por asfixia al paralizarse los músculos respiratorios.
Sin tratamiento la mortalidad es del 100%, la más alta de todas las serpientes venenosas del mundo, debido también a la escasez de suero antiofídico en las regiones de hábitat del animal.
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