Del tamaño de un gato, pero con una apariencia muy distinta y más salvaje. Así es la marta, un animal que vive sumergido entre los bosques, donde se desplaza con gran agilidad, sobre todo cuando tiene cerca a su posible presa. Del género Martes y la familia Mustelidae, este mamífero de origen carnívoro está presente en gran parte de Europa y el Medio Oriente.
La marta tiende a ser solitaria. Sólo busca juntarse con otros ejemplares de su misma especie cuando se va a aparear. Asímismo, prefiere salir de noche y resguardarse durante el día, y suele guardar reservas de alimentos durante el verano y la primavera, para tener qué comer en invierno.
Características de la marta
El cuerpo de la marta es alargado. Suele medir 25 centímetros de alto por 50 de largo, sin incluir la cola, la cual es bastante extendida, pudiendo alcanzar otros 30 centímetros. Es de patas cortas y gruesas, con cinco dedos cada una. Su peso es de casi dos kilos en los ejemplares más viejos.
Su cabeza es pequeña, sus orejas chicas y redondas, y su trompa alargada. Cuenta con una mandíbula compuesta por 38 dientes.
El pelo de la marta es bajo y abundante, presentando una coloración entre marrón y negra, con una mancha naranja que se extiende desde la garganta hasta el pecho, a la que llaman babero.
El rabo y las patas también las tiene cubiertas de pelos, de un tono más oscuro, y aun más cuantioso que en el resto del cuerpo, llegando incluso hasta la planta de sus pies.
Gracias a su pelaje se logra identificar el sexo del ejemplar cuando nace. Los machos tienen una línea de pelos desde los genitales hasta el ano, una especie de lunar que no presentan las hembras.
Hábitat
El hábitat natural de las martas son los bosques poblados de árboles altos, con copas en forma de conos, por cuyas ramas se desplazan con gran habilidad y destreza. Para ello se apoyan en sus dedos y utilizan el rabo para balancearse. Sus patas las emplean como manos para agarrar sus alimentos mientras se mueven.
A estos animales les gusta saltar de rama en rama durante el día, y luego se van a descansar a sus madrigueras o cuevas, las cuales hacen en la parte baja de los arboles. Cuando cae la noche se van a recorrer el bosque, porque les atrae la oscuridad y el permanecer alejados de todos.
Muchas martas habitan en bosques de Portugal, las islas británicas y Escandinava, entre otras regiones. Pueden vivir tanto a nivel del mar, como a 1.700 metros por encima.
Alimentación de la marta
La marta come diversos tipos de animales que encuentra a su paso. También incluye en su dieta frutos silvestres y vegetales, según la temporada del año. Se adapta muy bien a la disponibilidad de productos en el ambiente.
Prefiere ardillas, aves, huevos, conejos, liebres, peces, anfibios, caracoles, ratas, insectos, larvas y otras especies de invertebrados.
Cuando llega el otoño aprovecha para comer frutos como fresas, frambuesas, cerezas, manzanas y hasta miel. En primavera engulle invertebrados y en verano se nutre mayormente de las aves y los huevos que tienen en sus nidos.
Como se dijo antes, guarda provisiones en verano y otoño para sustentarse en los días más fríos. Aunque se mantiene activo en invierno, no consigue la misma cantidad de comida.
Reproducción de la marta
Las martas viven solitarias y demarcan su territorio con orina, heces y otras sustancias que emanan de su cuerpo para ahuyentar a otras especies. Cuando finalizan las lluvias o la nieve, vuelven a marcar su espacio para mantenerlo despejado. Los olores se hacen más fuertes cuando la hembra entra en celo o está en situaciones de peligro, por el acecho del enemigo.
A la hora de aparearse buscan al sexo opuesto para tener sus crías. La hembra pasa 15 días en celo (entre junio y agosto). Durante este tiempo los machos se enfrentan en trifulcas para disputarse a su pareja. Cuando el «ganador» logra copular se va.
La futura mamá marta mantiene los espermatozoides vivos en su vientre hasta enero, que es cuando los fecunda. Su gestación tardará alrededor de nueve semanas. Después dará a luz a una camada de hasta siete ejemplares, aunque no todos logran sobrevivir.
Estas criaturas llegan al mundo indefensas, sin vista, ni pelaje. Se desarrollan en cinco semanas y se mantienen con la mamá por unas ocho. Pasados los dos meses comienzan a desprenderse y a jugar en el bosque. Las hembras maduran sexualmente a los 27 meses y los machos a los 15 y 40 meses.
datos de interés
Para comerse los huevos, la marta le abre un hueco en la parte de arriba y los succiona. Tiene muy bien afinados los sentidos del olfato y el oído, los cuales agudiza durante la tarde y la noche cuando anda por el bosque. Salta y sabe nadar, aunque no lo hace habitualmente.
Por el pelo que cubre la planta de sus pies, las huellas de este animal son difíciles de detectar. Son un poco parecidas a las de las garduñas, pero un poco más grandes.
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