Se estima que el origen del pavo se remonta a los pueblos indígenas de México, donde se crió por primera vez, y desde donde se expandió hacia otras regiones del mundo. Los aborígenes lo consumían en abundancia por su alto valor proteico, y utilizaban las plumas para la decoración de sus prendas.
En 1498, los conquistadores españoles llevaron pavos a Europa, donde los bautizaron como gallina de Indias. Fue en ese continente, donde comenzaron su reproducción con fines comerciales.
El pavo es un ave gallinácea como la gallina, el faisán, la codorniz o la perdiz. Su nombre científico es Meleagris gallopavo y pertenece a la familia Meleágridos.
Características del pavo
El pavo doméstico se caracteriza por la vistosidad de su plumaje, que se “tiñe” de negro, marrón, blanco y gris, con destellos verdosos.
Posee patas cortas pero robustas. El cuello y la cabeza carecen de plumas. En su lugar, se refleja una piel carnosa de color rojizo o azulado.
Debajo de su pico tiene una papada, de unos 10 centímetros, que se conoce como zarzo, redecilla o moco.
El pavo mide un metro de altura, y aunque sus alas duplican su tamaño, no es capaz de volar debido a su contextura y peso, que puede ser de 8 a 10 kilos. A pesar de ser un poco más esbelta (5 kilos), la hembra tampoco lo hace. Solo da pequeños despegues en su área de desempeño.
Cuando es domesticado, el pavo tiene una expectativa de vida de entre 10 y 15 años. Su cría es posible en cualquier zona de clima templado.
Una de las razas más comunes es la Mamouth Bronceada, que crece muy lentamente y no llega a desarrollar completamente su musculatura. Destacan además el Pavo Blanco, Híbrido, Beltsville White, Slate, Narragansett, el Negro y el Rojo de Bourbon.
Reproducción y desarrollo
El pavo cumple con su período de reproducción en primavera.
El cortejo lo comienza el macho, quien llama la atención de las hembras con sus cantos e “inflando” su plumaje hasta formar un abanico y extender su enorme cola.
Cuando la hembra acepta el apareamiento, ocurre la fecundación y él queda libre para marcharse a buscar a otra pareja.
Es la hembra del pavo quien prepara el nido en el que colocará entre ocho y quince huevos, a los que incubará durante 28 días, tiempo en el que las mofetas rayas, los zorros grises y las culebras ratoneras amenazarán con devorarlos.
Desde su nacimiento, los polluelos son capaces de mantenerse por sí solas y se alimentan de insectos, granos, hojas y piedrecitas. No obstante, los primeros meses de vida transcurren bajo el amparo de las alas de su madre.
Al cumplir los dos años de edad, el macho estará listo para reproducirse, mientras que la hembra demora 12 meses más en alcanzar la madurez sexual.
Alimentación y comportamiento del pavo
Los pavos comen frutos, bellotas, castañas y otras especies silvestres. También se nutren de lombrices, caracolillos, larvas de insectos, semillas, salvado de trigo, hortalizas y cereales. Come cuanto quiere y cuando le provoca, se dice incluso que puede pasar la mitad de su vida en esta faena.
Son tímidos por naturaleza, aunque en su edad adulta pueden enfrentarse entre sí. Por lo general andan en pequeños grupos de hembras, guiados por un macho dominante.
Deben protegerse de los coyotes, linces, perros, águilas de doradas y del hombre, que son sus principales depredadores.
Bondades nutricionales del pavo
El pavo es un ave de corral muy popular en los territorios hispanoparlantes. En cada zona se le da un nombre distinto. Por ejemplo, en España se le llama pavipollo, mientras que en Honduras, El Salvador y México lo mencionan como guajolote. También en la nación azteca le dicen güilo, chumpipe, gallo de papada, pípila, totollín, cócono y choncho.
Posiblemente sea el rey de las aves de corral. No solo su vistosa apariencia es reconocida por el hombre, sino también su carne y su calidad nutricional.
La carne de pavo es más sana que cualquier otra. 100 gramos de pechuga poseen 16 gramos de colesterol y su cantidad de grasa es igual de reducida. Esto lo convierte en una alternativa ideal para las personas que siguen regímenes alimenticios severos.
Adicional, a ello contiene vitaminas B y B3, y minerales esenciales como hierro, magnesio y potasio.
El pavo salvaje
Aunque su población ha disminuido considerablemente por acción de la caza y la desaparición de los bosques, el pavo salvaje sigue siendo recordado como el animal que Benjamín Franklin consideró como ave nacional de Estados Unidos.
Se le ve en praderas y pantanos en busca de frutos secos, salamandras e insectos para alimentarse. Los machos se diferencian por tener la cola y las plumas en forma de soplillo. Tienen barba y la cabeza calva. Su glugluteo es tan fuerte, que puede oírse desde largas distancias.
Aunque tienen similitud con los pavos domésticos, estos últimos tienen la punta de la cola blanca porque provienen de una mezcla realizada en Europa, entre los siglos XV y XVI.