La perdiz es un ave perteneciente a la familia Phasianidae y a la orden Galliformes. Se halla en gran parte de Europa, Asia, África y Medio Oriente, aunque también habita en ciertos territorios de América. La llamada perdiz roja (Alectoris rufa) es la más común y puede vivir entre 6 y 10 años en cautiverio. Dependiendo de la temporada, se refugia en llanuras, montes bajos, praderas y zonas pedregosas.
Características de la Perdiz
Su tamaño no sobrepasa los 34 centímetros. Es regordeta, con una cabeza grande y un pico corto, rojo y curvado, con terminación puntiaguda. La tonalidad de sus ojos es bastante oscura y están rodeados de un anillo rojizo muy peculiar.
Es robusta, con un cuerpo abultado, musculatura ligeramente definida y unas alas anchas que a pesar de no ser tan extensas, le permiten realizar un vuelo enérgico y sostenido.
Muy llamativa es la cola de la perdiz, que se muestra trapezoidal cuando ésta recorre el cielo. Sus patas son escamosas, con una coloración rojiza, y unos dedos que le ayudan a “agarrarse” de la superficie terrestre.
Su plumaje refleja diversos matices. Su píleo castaño contrasta con el blanco de su cabeza y garganta, y desde el área superior del pico se ve una gran franja negra que atraviesa el ojo y bordea el cuello.
En el buche y el pecho tiene pequeñas vetas, también de color negro, mientras que el dorso y el pecho se “tiñen” de gris, y el vientre de marrón dorado.
En la cola se le ven plumas rojizas y grisáceas, y en los flancos delgadas líneas blancas, negras, pardas y azuladas.
Comportamiento
Alrededor de los cultivos de cereales y leguminosas suele estar la perdiz. Es un animal sedentario que vive en bandos de 16 a 25 individuos. Establece su “residencia” en una extensión no mayor a los 500 metros, para no tener que esforzarse demasiado en los desplazamientos.
El macho “canta” chac, chac, chac en la mañana, en la puesta de sol, cuando quiere captar la atención de su pareja o marcar su territorio.
Si se asusta, la perdiz corre despavorida, y detrás de ella sale el resto del grupo hacia la misma dirección. Para dormir selecciona áreas abiertas, por donde pueda huir en caso de ser necesario.
Mientras una come, otra vigila. Descansa al atardecer y a primera hora de la mañana. A mediodía se acicala, toma un baño de arena y limpia su plumaje.
Los machos, que se distinguen por ser más grandes que las hembras, se ponen agresivos al momento del cortejo, pero en líneas generales son animales muy tranquilos, incluso amigables con sus dueños cuando reciben atenciones y cuidados.
Cuando se siente amenazada, la perdiz usa su plumaje para camuflarse.
Alimentación de la perdiz
Aunque la alimentación de la perdiz está compuesta principalmente por semillas, se le reconoce como un ave omnívora. El 66% de su dieta se compone de invertebrados y el 33% restante de flores y simientes.
Entre sus preferencias destacan el trigo, avena y cebada. También agradecen los cañamones, las pipas de girasol, las hojas de lechuga, escarola y diente de león. En su dieta incluyen además las lombrices de tierra, las larvas y las pupas de dípteros.
Básicamente su sustento está condicionado por la disponibilidad, y esto varía según el clima y las características del hábitat.
Reproducción de la Perdiz
El apareamiento se da en enero, cuando la hembra entra en celo. El macho que cante más fuerte se gana el derecho de estar con la perdiz. Tras su triunfo, elabora distintos nidos, cubiertos de hojas y arbustos, para que ella escoja donde colocar sus huevos.
La puesta es entre abril a junio, y pueden ser entre 9 y 18 huevos, en intervalos de 36 horas.
Una particularidad, es que la hembra puede poner huevos en diversos nidos, y es allí cuando el macho ayuda en el proceso de incubación.
Son huevos lisos, blancos y algunas veces amarillos o manchados. Eclosionan después de un período de incubación de 23 días. A las pocas horas de haber nacido, con un peso aproximado de 20 gramos y cubierto de un plumón marrón, los polluelos salen detrás de la madre y comen larvas, hormiga y lombrices. A las cuatro semanas están listos para volar.
Cuidados de la Perdiz
Quien decida criar perdices, debe considerar que son transmisoras de enfermedades peligrosas para el ser humano como neumoencefalitis aviar, salmonelosis, enteritis ulcerativa, clamidiosis, listeriosis, coccidiosis, histomoniasis y otras causadas por acción de las moscas, pulgas y piojos. De allí que es sumamente importante mantener una limpieza constante de sus jaulas, y proporcionarle la alimentación adecuada para evitar el desarrollo de afecciones que puedan propagarse a las personas u otros animales.
La perdiz, al igual que muchas otras aves gallináceas, son blanco fácil de los depredadores. El hombre en su círculo de supervivencia caza a estos animales y los incorpora en su dieta. Comer carne de perdiz representa un verdadero lujo para muchos, porque en restaurantes importantes la ofrecen a precios muy elevados.