“Tiñe” de negro y blanco los cielos de Europa, Norteamérica, Asia y África. La llaman urraca, pero su nombre científico es Pica pica.
Características de la urraca
La urraca es un ave relativamente pequeña. Mide 45 centímetros y pesa 200 gramos. Se adapta a casi todos los ecosistemas. Por eso se le ve revolotear en ciudades, campos, parques, jardines y carreteras. Se distingue por su pico recto, su cola alargada, sus diminutos ojos, y unos curiosos destellos verde azulados, que embellecen su plumaje.
No hay diferencias marcadas entre machos y hembras, y suelen vivir aproximadamente 15 años.
Comportamiento de la urraca
La urraca pertenece a la familia de los córvidos. Es fácil de apreciar en las alturas, porque no sobrepasa los 1500 metros. Huye siempre de las zonas boscosas. Prefiere las áreas despejadas y, en ocasiones, se le ve recorrer el suelo, con posición erguida, y elevando armoniosamente su cola.
Para alzar vuelo realiza un aleteo continuo, con mucha más fuerza que otras aves, ya que sus alas cortas no le aportan mucha estabilidad y seguridad. Al llegar a la cima, logra desplazarse tranquila, desplegando sus alas como queriendo presumir de sus colores, y de esa curiosa areola blanca que se forma alrededor de su cuello.
A la urraca le gusta moverse entre los árboles y los matorrales. Su vista es aguda y le permite diferenciar muy bien a las personas, a sus amigos y enemigos. Con los seres humanos se muestra cautelosa, pero con los animales se comporta cruel y avasallante.
Hábitat de la urraca
Donde hay una urraca, suelen haber varias de ellas. Andan en grupo. Por la noche, especialmente entre el otoño y el invierno, duermen en áreas comunes, donde se juntan unas 200 urracas. En el día se separan y se quedan en equipos de 4 a 15 individuos, o solo en parejas.
Pernoctan en chopos o álamos a orillas de las vías, ríos y montes. Se asean en charcas y se resguardan de la lluvia.
Como dato curioso, la urraca se siente atraída por los objetos brillantes y se apodera de ellos. Se les ha visto hurtar lentes, cristales, latas y joyas que resguardan como la mayor de sus reliquias. Se dice que la traducción de su nombre al español, proviene del término árabe surrak, que significa ladrón.
Las urracas son solidarias entre ellas. Se comunican a través de graznidos, un ruido que también simulan otras aves como los gansos y cuervos. Ese eco lo agudizan cuando son amenazadas o atacadas.
Su voz es áspera, desagradable y repetitiva, con un sonido duro y potente como “¡chat chat…!”.
Con quienes no congenian las urracas, son con los rapaces como búhos y lechuzas.
Alimentación de la urraca
La urraca se desenvuelve en los sitios donde puedan alimentarse. Con frecuencia abundan en los basureros y en las áreas pobladas por el hombre. Se nutre de insectos, coleópteros, gusanos, caracoles, arañas, pequeños reptiles, ranas frutas, baya y cereales.
Es una amenaza para los nidos de las aves más indefensas e incluso para las más fuertes, puesto que se lanza sobre ellas para arrebatarles su alimento. Como muchos otros córvidos, hurga en la carroña. También acaba con los huevos de las perdices.
Es muy prevenida. Caza o recopila su sustento y lo entierra en orificios que cava en la tierra con ayuda de su pico.
La comida es sagrada para las urracas. Algunas se pelean y se atacan en el suelo o en el aire, soltando plumas y chillidos. La contienda se acaba cuando una de ellas queda tirada en el terreno, debajo de las patas de la ganadora que, tras su triunfo, irá a su presa, amenazando con el pico al resto de las aves.
Reproducción de la urraca
Las urracas son fieles como pareja. Cuando se unen, permanecen juntas para siempre, pero si uno de los dos muere, la sobreviviente buscará reemplazo inmediatamente.
Cuando finaliza el invierno, las urracas se reúnen y llevan a cabo una serie de rituales ruidosos y ajetreados que hasta el momento no se han explicado. Tal parece, que pudieran representar un recurso natural para disminuir la agresividad entre machos y hembras antes de la reproducción.
Estas aves seleccionan las superficies de los árboles para elaborar sus nidos, con una cúpula que las protegerá de los depredadores y funcionará como disimulo frente al sol o las precipitaciones. Usan ramas secas y espinosas que sellan con arcilla.
Las urracas ponen los huevos entre abril y mayo. Son entre seis y nueve. Se conforman de una cáscara verdosa, con pintas castañas. Tras tres semanas de incubación por parte de la hembra, los huevos eclosionan, y el macho asume la tarea de alimentar a sus críos.
La permanencia de los polluelos en la morada es de tres semanas. Pasado ese tiempo, ya habrán adquirido un plumaje parecido al de sus padres, e intentarán encumbrarse hacia lo alto.
En su juventud, son aves domesticables. Pueden cantar, jugar y pronunciar algunas palabras.