Tiene un nombre bastante peculiar y una apariencia muy llamativa. Se trata del yak, un animal bóvido de gran tamaño, provisto de mucha lana. A veces confundido con una vaca, el yak tiene su hábitat natural en las montañas de Asia y el Himalaya, de allí que su nutrido pelaje le sirve para soportar las temperaturas extremadamente bajas. En esa parte del mundo, el yak es criado por el hombre en campos, pero también se desenvuelve en su forma salvaje al aire libre.
Los orígenes del yak se remontan a unos 2.500 años antes de Cristo. Desde entonces, ha tenido contacto estrecho con los individuos debido a la utilidad que se le ha dado para las labores agrícolas. Poco a poco, el bóvido fue migrando a las ciudades donde es muy apreciado por la misma razón.
De acuerdo con los especialistas, el yak doméstico y el salvaje lucen casi igual, solo que el primero tiene menos tamaño, cuernos cortos y finos. Por los colores también se diferencian. Los criados por el hombre suelen ser blancos, negros o con manchas diversas.
El salvaje es enorme. Llega a medir hasta dos metros y alcanzar un peso extraordinario de 1.000 kilos. Muchos creen que por encontrarse en las montañas gélidas, le cuesta caminar o correr, pero es todo lo contrario. Este animal se adecúa perfectamente a las condiciones y es capaz de ganarle la carrera a un caballo. Las hembras suelen ser más chicas que los machos.
Otras características del Yak
El yak salvaje también posee cuernos de unos 90 centímetros, que le sirven para defenderse cuando se sienten amenazados por su entorno. En comunidades asiáticas esos cachos son utilizados con frecuencia para elaborar envases para la leche, de allí que este animal se halla en peligro por los constantes intentos de caza.
En esta especie tanto el macho como la hembra tienen cachos que generalmente crecen hacia atrás.
Otra característica que diferencia al yak de otros bovinos es que posee patas cortas y grandes pezuñas, que son ideales para desenvolverse sin contratiempos por las colinas heladas del Himalaya.
Tiene una cola que mide unos 60 centímetros. Este particular animal forma parte de una comunidad muy extensa. Según estadísticas recientes, solo en su tipo doméstico, existe más de un millón de yak. Durante la época de reproducción (entre julio y septiembre), los yak domésticos y salvajes suelen mezclarse a fin de aparearse.
Una vez que la hembra se embaraza, el período de gestación dura 258 días, por lo que ocurren solo dos partos al año. Solo pare una cría que a los doce meses deja de mamar y comienza su independencia.
Estos animales están listos para los encuentros sexuales a los seis años y pueden vivir hasta 23 años.
Aunque pudiera creerse que por su apariencia lanuda y su comportamiento tranquilo, es un animal tierno y amigable, realmente no es así. Se ha constatado que es agresivo y violento, debido principalmente a la desconfianza que sienten de su entorno y de quieres lo rodean.
Alimentación del Yak
El yak tiene una alimentación muy sencilla. Come plantas, hierbas y matas que se encuentran en las zonas bajas de las montañas asiáticas. Probablemente, la ausencia de animales depredadores en estas regiones, ha obligado al bovino a convertirse solo en herbívoro. El yak vive en relativa apacibilidad porque muy raramente corre el riesgo de ser embestido.
Peligro
Hasta ahora no se tiene un número exacto de cuántos yak hay en la región asiática. Un estudio que fue publicado en la década de los 70 da cuenta de que para entonces existía una población de 800 ejemplares. No obstante, esa cifra ha podido variar con el tiempo.
A pesar de no estar en riesgo de extinción, por su lana, cuernos y carne gruesa, es blanco de cazadores furtivos, incluso se habla de que la especie salvaje ha disminuido considerablemente su número de habitantes.
Mientras, el yak doméstico está más resguardado porque sigue siendo criado por los trabajadores del campo, quienes por su gran tamaño y peso (más de 150, el menor), lo usan para actividades pesadas de carga y traslados.
Comportamiento del yak
Pese a llegar a soportar temperaturas muy bajas, nevadas y más, al yak le agrada bañarse para mantener limpio su largo pelaje. Cuando el frío es fuerte, las manadas caminan juntas, seguramente para darse un poco de calor entre ellas. Son animales silenciosos. Solo emiten gruñidos leves cuando están preparados para el apareamiento. Las hembras levantan sus colas en señal de que todo está listo para iniciar la reproducción.
Es una especie muy admirada debido a la fuerza que demuestra para desenvolverse en ambientes duros. Con el transcurrir de las décadas, este bovino se ha convertido en un gran aliado para los pobladores de las zonas rurales de Asia como el Tíbet.
Es poco probable encontrar un yak en naciones con temperaturas tropicales.
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